La pretensión de tener un blog
Hace unos días un post de Betty Carol recibió un comentario que me llamó mucho la atención: "tu blog es pretencioso". Que ese comentario no estuviera firmado (o por lo menos no linkeaba a otro blog o perfil) me llevó a interpretarlo como malintencionado y rastrero, puras ganas de molestar a la autora y a los lectores visibles e invisibles que disfrutamos de ese blog, estilo "giles, esto es basura". Una fea actitud, o por lo menos es lo que yo leí entre esas pocas líneas.
Sin embargo, en el más abstracto contenido del comentario, de alguna forma, no se puede decir que sea erróneo. No por Royal Jelly en particular, que a mí me parece muy bueno y (con todas las intenciones) saludable, sino a todos los blogs en general, porque el acto mismo de publicar un texto, ¿no implica en sí mismo la pretensión de gustar a otros, o al menos, provocar algún tipo de reacción o reflexión? Yo creo que la respuesta es un afirmativo rotundo. Creo que aunque escribamos para nosotros mismos, publicamos para los demás. Aunque...
Aunque muchas veces cuando leo artículos y comentarios en blogs, tan lejos del hachazo de un comité editorial o un editor en jefe que busca darle un perfil particular a la revista para que la compre cierto tipo de personas, tan amateur y por eso tan frescos, me parece percibir un malentendimiento general. Hay veces que la idea y la forma en la que está presentada me llega directamente, como si de alguna manera "lo hubiera escrito yo misma", mientras que otras veces, no. A veces porque lo que dice no me interesa y a veces, (pocas por suerte), lo que leo me parece grosero, ofensivo y malintencionado. Pero solamente eso, "me lo parece". Me parece que no lo entiendo, que entre el autor y yo hay barreras de comunicación insalvables, que hacen que el mensaje caiga en un vacío.
Entonces traigo a colación un burdo resumen que mi mente curiosa y enciclopédica (pero nunca muy metódica ni paciente) pudo retener de la teoría de Paul Ricoeur sobre la interpretación de los textos. Mi versión del asunto es que en una primera instancia, está lo que el autor piensa, con todo el respaldo de su experiencia de vida, conocimientos previos, intenciones particulares, etc. En una segunda instancia, está lo que el autor escribe: las palabras que elige, las formas en las que hace las frases, cómo expone las ideas a lo largo del texto, etc. Y en una última instancia, está lo que el lector lee, con el respaldo de su propia experiencia de vida, conocimientos previos, intenciones particulares, etc. Entonces, finalmente, lo que leemos y adjudicamos a otros, no es más que nuestra propia versión, nuestra propia construcción de los textos ajenos.
Entonces, culpar a Betty de pretenciosa, es francamente estúpido. Y pretencioso.
Sin embargo, en el más abstracto contenido del comentario, de alguna forma, no se puede decir que sea erróneo. No por Royal Jelly en particular, que a mí me parece muy bueno y (con todas las intenciones) saludable, sino a todos los blogs en general, porque el acto mismo de publicar un texto, ¿no implica en sí mismo la pretensión de gustar a otros, o al menos, provocar algún tipo de reacción o reflexión? Yo creo que la respuesta es un afirmativo rotundo. Creo que aunque escribamos para nosotros mismos, publicamos para los demás. Aunque...
Aunque muchas veces cuando leo artículos y comentarios en blogs, tan lejos del hachazo de un comité editorial o un editor en jefe que busca darle un perfil particular a la revista para que la compre cierto tipo de personas, tan amateur y por eso tan frescos, me parece percibir un malentendimiento general. Hay veces que la idea y la forma en la que está presentada me llega directamente, como si de alguna manera "lo hubiera escrito yo misma", mientras que otras veces, no. A veces porque lo que dice no me interesa y a veces, (pocas por suerte), lo que leo me parece grosero, ofensivo y malintencionado. Pero solamente eso, "me lo parece". Me parece que no lo entiendo, que entre el autor y yo hay barreras de comunicación insalvables, que hacen que el mensaje caiga en un vacío.
Entonces traigo a colación un burdo resumen que mi mente curiosa y enciclopédica (pero nunca muy metódica ni paciente) pudo retener de la teoría de Paul Ricoeur sobre la interpretación de los textos. Mi versión del asunto es que en una primera instancia, está lo que el autor piensa, con todo el respaldo de su experiencia de vida, conocimientos previos, intenciones particulares, etc. En una segunda instancia, está lo que el autor escribe: las palabras que elige, las formas en las que hace las frases, cómo expone las ideas a lo largo del texto, etc. Y en una última instancia, está lo que el lector lee, con el respaldo de su propia experiencia de vida, conocimientos previos, intenciones particulares, etc. Entonces, finalmente, lo que leemos y adjudicamos a otros, no es más que nuestra propia versión, nuestra propia construcción de los textos ajenos.
Entonces, culpar a Betty de pretenciosa, es francamente estúpido. Y pretencioso.