Leyecitas adelantaditas
José Batlle y Ordóñez
Mi veta nacionalista se me hace patente cada vez que pienso "el Uruguay es un país distinto" o "especial". Es especial porque siendo una antigua colonia española tuvo influencia de la masonería practicamente desde el comienzo, y los jesuitas, aunque realmente lo intentaron, no pudieron contra el anticlericalismo reinante. También es especial porque tiene un crecimiento demográfico casi nulo, absurdo e inexplicable en comparación con los vecinos latinoamericanos. Y tiene unos porcentajes bastante inusuales de alfabetismo, salud, y etc. O sea, según los números, somos raros.
La evolución de nuestro anticlericalismo se puede ver con una serie de leyes: comienza con algo relativamente inofensivo como secularizar los cementerios en 1861, pasa por prohibir los crucifijos en los hospitales públicos, un dictador ilustrado encarga a un masón de la planta la reforma educativa en 1876 para erradicar el analfabetismo, llega a su cúspide con la ley de divorcio de 1907, y se da por concluido el asunto con la Constitución de 1917.
La abolición de la pena de muerte y la ley de divorcio son dos objetos culturales preciadísimos que nos legó José Batlle y Ordóñez, y que este año cumplen 100 años. Para burla de sus detractores, a quienes contestó con la cita de más arriba. Para desmayo de la Iglesia Católica, desde siempre los uruguayos nos divorciamos como locos, a cada rato. Uno de los países con mayor tasa de divorcios del Sistema Solar, me decía fingiendo escandalizarse una viejita de una Parroquia.
¿Pero saben qué? Viendo a mis amigos divorciados o hijos de divorciados, yo realmente creo que la legalización del divorcio no es el verdadero flagelo de la familia uruguaya, sino que refleja una realidad: la gente a veces deja de quererse, y a veces no se quiso nunca. A veces sólo cometió un error, y a veces, por más que duela, es la mejor solución. Digo, nadie dice que divorciarse sea lindo, simplemente no es un delito hacerlo.
Esto viene a colación de la despenalización del aborto. Conozco personas que han abortado, y me han contado que es una experiencia horrible. Y les creo, pero también les creo que no tenían más opciones. Como el divorcio hace 100 años, creo que llegó la hora de abrir los ojos y dejarse de pavadas. Así que, Tabaré, no me vengas con tu cuentito de ética médica, todos sabemos que los que practican los abortos buenos salieron de la misma Facultad que vos. Y las mujeres que se mueren en las emergencias públicas, es porque no pudieron pagar uno y se lo hicieron con una vecina usando perejil, agujas de tejer, o alguna barbaridad de ésas.
Dale Tabaré, dale que te toca ser el que da vuelta la página, entrá al siglo XXI, que para eso te votamos. Claro, vos te aprovechás porque no tenés que abortar, mientras que todos sabemos que Batlle lo que quería era blanquear una relación con una mujer casada (con otro).
Dale, y de paso, cañazo. Aprobá esa leyecita de concubinato que no especifica géneros, y en unos añitos ya tenemos el matrimonio homosexual. Dejáte de joder con Botnia, la reforma tributaria y la mar en coche, eso es sólo una cortina de humo. Ponéte a trabajar en lo importante y no distraigas más, por favor.
Etiquetas: plataforma política