mundo trivial

martes, junio 26, 2007

Leyecitas adelantaditas

"Seremos una pobre y oscura republiquita, pero tendremos leyecitas adelantaditas"
José Batlle y Ordóñez


Mi veta nacionalista se me hace patente cada vez que pienso "el Uruguay es un país distinto" o "especial". Es especial porque siendo una antigua colonia española tuvo influencia de la masonería practicamente desde el comienzo, y los jesuitas, aunque realmente lo intentaron, no pudieron contra el anticlericalismo reinante. También es especial porque tiene un crecimiento demográfico casi nulo, absurdo e inexplicable en comparación con los vecinos latinoamericanos. Y tiene unos porcentajes bastante inusuales de alfabetismo, salud, y etc. O sea, según los números, somos raros.

La evolución de nuestro anticlericalismo se puede ver con una serie de leyes: comienza con algo relativamente inofensivo como secularizar los cementerios en 1861, pasa por prohibir los crucifijos en los hospitales públicos, un dictador ilustrado encarga a un masón de la planta la reforma educativa en 1876 para erradicar el analfabetismo, llega a su cúspide con la ley de divorcio de 1907, y se da por concluido el asunto con la Constitución de 1917.

La abolición de la pena de muerte y la ley de divorcio son dos objetos culturales preciadísimos que nos legó José Batlle y Ordóñez, y que este año cumplen 100 años. Para burla de sus detractores, a quienes contestó con la cita de más arriba. Para desmayo de la Iglesia Católica, desde siempre los uruguayos nos divorciamos como locos, a cada rato. Uno de los países con mayor tasa de divorcios del Sistema Solar, me decía fingiendo escandalizarse una viejita de una Parroquia.

¿Pero saben qué? Viendo a mis amigos divorciados o hijos de divorciados, yo realmente creo que la legalización del divorcio no es el verdadero flagelo de la familia uruguaya, sino que refleja una realidad: la gente a veces deja de quererse, y a veces no se quiso nunca. A veces sólo cometió un error, y a veces, por más que duela, es la mejor solución. Digo, nadie dice que divorciarse sea lindo, simplemente no es un delito hacerlo.

Esto viene a colación de la despenalización del aborto. Conozco personas que han abortado, y me han contado que es una experiencia horrible. Y les creo, pero también les creo que no tenían más opciones. Como el divorcio hace 100 años, creo que llegó la hora de abrir los ojos y dejarse de pavadas. Así que, Tabaré, no me vengas con tu cuentito de ética médica, todos sabemos que los que practican los abortos buenos salieron de la misma Facultad que vos. Y las mujeres que se mueren en las emergencias públicas, es porque no pudieron pagar uno y se lo hicieron con una vecina usando perejil, agujas de tejer, o alguna barbaridad de ésas.

Dale Tabaré, dale que te toca ser el que da vuelta la página, entrá al siglo XXI, que para eso te votamos. Claro, vos te aprovechás porque no tenés que abortar, mientras que todos sabemos que Batlle lo que quería era blanquear una relación con una mujer casada (con otro).

Dale, y de paso, cañazo. Aprobá esa leyecita de concubinato que no especifica géneros, y en unos añitos ya tenemos el matrimonio homosexual. Dejáte de joder con Botnia, la reforma tributaria y la mar en coche, eso es sólo una cortina de humo. Ponéte a trabajar en lo importante y no distraigas más, por favor.

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domingo, junio 24, 2007

G8

Polakia me invitó, y ya que desprecié una vez una invitación de este tipo, me da vergüenza y lo voy a hacer. Además suena interesante.

Vendría a ser así:

1. Cada jugador cuenta ocho cosas de sí mismo
2. Además de las ocho cosas tiene que escribir en su blog las reglas.
3. Por último tiene que seleccionar a otras ocho personas y escribir sus nombres/blog.
4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles un comentario acerca de que han sido seleccionadas para este juego.

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Bueno, ya que hay que inventar las reglas me gustaría inventar 8, pero sólo se me ocurre una:
- contar 8 cosas de mí: algunas verdaderas, otras que me gustaría que fueran verdaderas, otras que son falsas, y otras que me gustaría que fueran falsas.
No voy a cumplir la 3 y 4, pero si alguien se quiere sentir seleccionado, adelante por favor. También le agradezco que me deje un mensaje sólo para avisarme, así lo paso a visitar.

1. de chica soñaba con ser bibliotecaria.
2. una vez robé un novio.
3. la envidia no me afecta.
4. sólo para poder usar el pijama abajo, en invierno uso pantalones 2 talles más grandes.
5. nunca perdí un examen.
6. voy a leer el último libro de Harry Potter sólo para saber si Harry recibe su merecido final, aplastado por todas las páginas con verdura de los libros anteriores.
7. dibujo muy bien.
8. me encanta hablar de mí.

Este post debería llamarse "verdades y mentiras a mis 28", en referencia al post más comentado de este blog. Pero me hace más gracia lo del G8.

jueves, junio 21, 2007

El populómetro

Para Ana C.


Si yo supiera más matemática me dedicaría a modelar fenómenos como la popularidad de una persona creando un algoritmo, el populómetro, cuyo resultado sería el índice de popularidad. Es más, creo que el populómetro se podría aplicar con seguridad de los cumpleaños de 15 años en adelante y arrojar con bastante eficacia el índice de popularidad de una persona a lo largo de su vida.

Parto de la definición de popularidad (tan vulnerable al sentido común como cualquier definición del mundo matemático) como la capacidad de convocatoria por razón propia. Ya me imagino que un dirigente estudiantil que logra convocar a multitudes a sus asambleas también es muy popular, pero yo me refiero a la gente que viene a verlo a uno, sin convicciones políticas, religiosas o morales de por medio. Te vengo a ver porque te quiero, o al menos me caés bien, y paso bien con la gente que te rodea, o al menos eso creo de antemano.

La idea original es muy simple: cantidad de invitados (asistentes deseables) dividido cantidad de asistentes (asistentes reales). Sin embargo después se me ocurrieron las siguientes variables que pueden afectar al cálculo populométrico:

* Vinculación previa. Este es el caso de las reuniones del "grupo de bachillerato" de mi marido, donde no importa quién organice las reuniones ya que los asistentes son tan interesantes como el organizador. Digamos, en este caso la vinculación previa anula a la capacidad de convocatoria personal.

* Circunstancialidad. Faltar a una fiesta de casamiento "porque sos un tipo aburrido" es de mala leche, mientras que faltar a un cumpleaños es mucho más disculpable. A fin de cuentas, cumplirse se cumple todos los años, pero casarse no se hará más de dos o tres veces en la vida. Cuestión que el populómetro en los casamientos hay que calcularlo distinto.

* Coincidentalidad. Organizar una reunión en una fecha que posiblemente coincida con otras reuniones importantes, es arriesgado. Los que cumplen años el 30 de diciembre saben muy bien de qué hablo, y yo, que cumplo el 27 de marzo, ya sé que si organizo mi fiesta el viernes antes de la Semana Santa (que es toda feriado en Uruguay), sé seguro que un tercio de mis invitados no viene porque se fueron de Montevideo.

* Geografía. Finalmente, la última variable que afecta la presencia de gente como yo (sin vehículo propio), es la cercanía y accesibilidad del punto de reunión en sí. Si no hay línea de transporte, la vuelta en taxi costaría un dineral, y no sé de nadie con auto que pueda traernos de vuelta, me lo pienso dos veces. Creo que, sin embargo, esta es la más débil de las categorías ya que hay grupos sociales en los que "todos tienen auto" y otros grupos donde es menos frecuente.

Si ponemos que el clima acompaña, se avisó con relativa anticipación, no coincide con una fecha de convocatoria familiar o religiosa, si uno además dio a conocer detalles como "mirá que va a haber comida rica", entonces puede estar seguro que el populómetro va a dar un buen número. Yo creo que normalmente asiste el 50% de los invitados a una reunión; el mayor problema presentado para el "party planner", sin embargo, es que aunque se supongan porcentajes de antemano la lista de los asistentes reales es un misterio hasta el evento en sí. Esta incidencia estocástica, aunque problemática para el que le gusta organizar y tener todo bajo control, es maravillosa desde el punto de vista del modelo.

Pero eso ya excede totalmente al populómetro, porque los invitados ya están allí.

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miércoles, junio 20, 2007

Promesa electoral que ganaría mi voto

Está terminando el otoño más frío que se recuerde en esta comarca, y el invierno promete seguir rompiendo récords.

Como cada invierno es noticia la ya consabida crisis energética, y como cada invierno me pregunto lo mismo: ¿por qué carajos en Uruguay se construye como si viviéramos en una isla tropical, cuando en realidad tenemos asegurados entre 3 y 6 meses de frío intenso contra 1 a 4 meses calurosos? ¿Por qué nadie se toma la aislación térmica en serio, y lo mejor que uno consigue "ya hecho" en una casa es aislación de la humedad?

Cuestión que como hace un frío bárbaro, todo el mundo prende a la estufa a todo trapo: la de cuarzo, la de gas o la quematutti, todo sirve. ¿Y cómo no va a servir, si el frío es máximo? ¿Y cómo el frío no va a ser máximo, si las puertas tienen un espacio sobre el piso como para recibir todos los suplementos dominicales juntos? Y las ventanas son de un solo vidrio, y las persianas, cuando las hay, dejan pasar una ventolera que ni te cuento a través de la caja. Y las claraboyas, que se chupan todo el calor y lo dispersan gentilmente a la atmósfera. Y las paredes exteriores pueden servir de heladera, y de los baños mejor no hablar.

De modo que si algún político buscando su plataforma para las elecciones del 2009 lee mi blog, tome nota: tenemos que apostar al confort autosustentable de costo incial subvencionando los materiales que aislen bien, y enseñando las cosas básicas del mantenimiento del calor en una casa (sí, porque aunque no es obvio, es imprescidible abrir las ventanas un rato para oxigenar), para ahorrar energía eléctrica, gaseosa, o de leña. Hay que prohibir esas bonitas estufas de leña cuyas espaldas dan al exterior, porque pierden la mitad del calor que generan. Hay que jugársela por las estufas de leña que reparten calor a distintos lugares de una casa, con sistemas de tubos. Hay que desterrar para siempre las casas con patio central, onda patio andaluz, y pensar en la calefacción de una casa como una actividad centralizada y reaprovechable para cada ambiente. Hay que enseñar a usar el corcho, y reaprovechar toda la espuma plástica que viene en los paquetes de objetos frágiles (pienso en computadoras), para aislar azoteas. No hay por qué cambiar los materiales con los que se construye actualmente, sino cambiar la cabeza. Apostar a una pared exterior y otra interior, con cámara aislante, y olvidarse de los ventanales demasiado grandes y que todo el tiempo están tapados por cortinas para proteger la privacidad de los habitantes. ¡Eso es estúpido! Es hora de dejar que hacer cosas que está demostrado que no sirven.

Eladio Dieste construyó una casa magnífica para vivir con sus 11 hijos, de la que habla en sus libros. Sus obras más públicas son visitadas por individuos de distintas partes del planeta (tuve el gusto de conocer a un arquitecto sudafricano que estaba completamente fascinado), quienes como peregrinos, se maravillan ante la simplicidad de este pensador latinoamericano.

¿Es necesario vivir tan mal? ¿Tan pobres somos? Lo que nos hace pobres, ¿no será que comprometemos nuestro gasto ad eternum con un falso ahorro inicial? ¿Es necesario usar siempre materiales de construcción nuevos e importados, cuando quizás lo que se demuele no tiene por qué transformarse únicamente en escombro? La industria de los que "fabrican" insumos para la construcción, ¿no podrá transformarse en la industria de los que "preparan" y "reciclan" para la construcción?

¿Tan difícil es?

miércoles, junio 13, 2007

¿Es Alfonso Cuarón un nombre colectivo?

Ví muchas películas de Alfonso Cuarón, y me pregunto si tendrá MPD, multiple personality disorder.

¿Quíén puede filmar una comedia romántica, un clásico de Dickens con la actriz del momento, una roadmovie de culto, una de Harry Potter y el bajón de Children of men, todo de corrido?

Naaa, Alfonso Cuarón debe ser una fachada. En realidad se debe dedicar a hacer galletitas, y se las vende a los actores. Eso yo ya lo ví en una película.

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Desasosiego

The hours.



Me dejó una sensación de angustia muy difícil de describir. Ya me imaginaba yo que una película que empieza con una mujer suicidándose no prometía ser algo muy dirarachero, pero no me imaginé que me dejaría así. Es raro. No comparto ninguna de las situaciones extremas de las tres protagonistas de la historia, y sin embargo... las entiendo. ¿Es patrimonio femenino esta sensibilidad? ¿O será que tengo más cosas en común con ellas de lo que yo creía?

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sábado, junio 02, 2007

Comida progresiva

Detesto las "recetas fáciles" de cocina, muy especialmente las escritas. Detesto las sonrisas complacientes de gente que quiere compartir su experiencia en la ciencia y el arte de cocinar, y muestran, para humillación de nosotros los torpes, cómo hacen un poco de ruido con la batidora y 40 minutos después sacan una torta maravillosa del horno, o revuelven una cacerola y ¡listo!, mermelada de 5 frutas para la señorita en cantidad especial.

¿Por qué nadie quiere compartir su inexperiencia? ¿Por qué nadie cuenta lo que le salió mal, las ideas que parecían buenas y resultaron un desastre, o para que alguien le explique dónde estuvo el error?

Como cocinar es parte de mi vida diaria, y tengo un montón de malas ideas llevadas a la práctica, se me ocurrió escribir "comida progresiva", porque mi arte culinario avanza gracias a estas macanas casi tanto como con los aciertos. Si fuera la dueña y directora de programación de un canal cable ése sería mi programa estrella, y el otro sería "La plancha amiga" en el que enseñaría cómo planchar y qué no hacer. También pensé en llamarlo "el amor es más fuerte", porque el hombre que me acompaña se come todo sin quejarse, y sus críticas suelen ser muy atinadas, aunque pocas veces me da la solución al problema.

El más odioso de mis fracasos culinarios fue algo llamado "Mousse facil de limón". Resulta que tenía una lata de leche condensada que había venido de regalo con otro producto, y no tenía idea de qué hacer con ella. Busqué en internet y voilá, encontré esto, pero debí haber sospechado de una receta que estaba en términos de "un pote de yogurt". ¿Un pote de qué tamaño? ¿Desde cuándo "pote" es una medida tan estándar como "vaso" o "taza"? No sé si el yogurt y el limón se pelearon, si no metí batidora suficiente... no sé, quedó realmente asqueroso. Y eso que a mí me encanta el mousse.

Por otro lado, el más inocente fue la "Torta de jamón y queso, pero con salame". Yo me preguntaba, ¿por qué hay tortas de fiambres varios y no hay de salame? La respuesta es porque la grasa del salame se derrite en el horno. El pastel lo comí con cuchara, porque el aceite se le caía por todos lados. Algo verdaderamente mpresentable.

Mi marido me hizo prometer que nunca más iba a investigar el arroz frito con vegetales que no fueran cebolla después de un "Arroz frito con tallos de remolacha", arroz rosadito y dulzón que estropeó un par de churrascos de lomo. Ah, la remolacha mejor comprarla sin tallos y dejarse de cuentos. Enrojezco sólo de recordarlo.

Pero lo interesante de equivocarse y mucho fue para un cumpleaños de mi marido, en el que hice una "torta de chocolate amargo y naranja". Previsora, empecé a cocinar dos o tres días antes. Para empezar la torta quedó un poco quemada y en desnivel, torcida, bastante feúcha la verdad. Desmoldé, dejé enfriar y evalué la situación: como igual estaba bien cocida y tenía una buena altura, decidí sacar las partes feas y seguir adelante. Corté al medio, le corté la joroba, y saqué lo quemado. La joroba estaba riquísima, así que me comí la cascarita y las migas las reservé. Para unir las dos mitades, hice una crema de chocolate, de esas que las abuelas hacen para alguien enfermo. Le erré fierazo a las proporciones y quedó muy líquida, así que metí las migas de la joroba de la torta y agregué cáscara de naranja abrillantada con el rallador (y un poco de dedo mío también, soy torpe con el rallador), y uní las dos mitades.
Al día siguiente en un delirio de excentricidad que muestra que yo no escarmiento así nomás, compré una gelatina de naranja para decorar. Niños, no hagan esto solos en su casa. Lo de la gelatina fue un desastre. La preparé y se me cayó la mitad al piso cuando trataba de volcarla sobre la torta... prefiero ni recordarlo. Y la que permaneció sobre la torta, se absorbió. Cero pinta. Pero no arrugué y seguí insistiendo. Siguiendo un sabio consejo, preparé el restito que quedaba en el molde de la torta, y, armadito, lo volqué sobre la parte de arriba. Se rajó y se desmoronó, pero lo apuntalé con una barrera de nylon alrededor de la torta y ahí quedó. A la heladera, y esperar al día siguiente.
Quedaba lo último, decorar para tapar todo el desaguisado. Tenía chocolate cobertura, y para ser la primera vez no estuvo tan mal. Era bastante y en realidad no quería que me sobrara nada ni tampoco tirar, así que extendí por la pared libre de nylon y metí por arriba también, tratando de disimular las rajaduras de la gelatina.
La torta esa pesaba una barbaridad, pero la llevamos al cumpleaños, y cuando la comimos, la verdad es que estaba espectacular. La gelatina que se había absorbido estaba presente en el sabor de las migas, y la crema también se había absorbido haciendo que la textura de la torta fuera compacta y cremosa a la vez. El chocolate cobertura y la gelatina se complementaban, y recibí el mejor elogio posible, el de una tía que es experta cocinera. Nena, te mandaste un "tortón".

Así que el progreso de la cocina no sólo depara fracasos, sino también en ocasiones, éxitos sorpresivos. El problema de estos éxitos es que son irrepetibles. Pero bueno, la vida misma es irrepetible, así que no me preocupo.

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viernes, junio 01, 2007

Pan duro y queso rancio

No me gusta el invierno, pero tiene algunas cosas muy buenas, como dormir abajo de muchas frazadas y comer guiso de lentejas. Las reuniones de amigos en invierno tienen el plus de los quesos fundidos a la suiza, vulgarmente llamado fondiú y escrito con mil variantes (la más común es fondue).

Según el Rafa, que además de tener mucho sentido común vivió en Suiza un tiempo, este manjar tiene su origen en lo crudo del invierno en las aldeas suizas de alta montaña; aislados por el frío y la altura, los protagonistas anónimos de esta leyenda sólo tenían para comer pan duro y queso rancio (y por lo visto también un caliborato, porque sinó la cosa no sale).

Las recetas para hacer fondu son tan variadas como su ortografía, pero después de comerme alguna realmente mal hecha y romper una cazuela por exceso de calor, desarrollé mi propia versión del proceso. Lo que es realmente interesante es, en realidad, improvisar con lo que hay y tratar de no meter la pata. Dicen que se puede usar cerveza, grappa, vodka, aquavit, etc... No sé, nunca probé. Los quesos no vale atarse a un queso sugerido, hay que ir a la quesería y ver qué hay. Todas las recetas proponen queso Gruyére, pero aquí es realmente caro.

Mi receta de queso fundido
Alcanza para 4 personas fanatizadas, 6 que conversan mucho, 8 que comieron en otra parte o 10 que sólo la quieren como entrada.

Ingredientes:
2 dientes de ajo
100 ml de vino blanco (un vasito, como para apenas tapar el fondo de la cacerola o, como diría mi madre, "1 cmt de altura");
300 grs de queso muy sabroso y seco (Sbrinz, Parmiggiano)
400 grs de queso cremoso (Emmental, Colonia, Magro con sal)
300 grs de queso Mozzarella.
Pimienta, una hierba aromática fresca o seca (orégano, albahaca, perejil)
Leche y almidón de maíz para espesar caso de emergencia.
Pan con cáscara (mejor si no está viejo) para comer el queso. Cuanto más chico se corte el pan, más rinde.

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Cosas:
Cazuela de fondu
Cuchillos que corten bien
Tablas de madera
Cucharas de madera
Tenedores o pinchos
Soporte para la cazuela
Mechero para mantenerla caliente
Alcohol azul para el mechero

Es mejor empezar el procedimiento sobre una cocina a gas; usar una eléctrica o un mechero lleva una eternidad. Hay que tener cuidado de ponerla al fuego mínimo, porque se arriesga la integridad de la cazuela (hablo con conocimiento de causa).


Procedimiento
:
Se pelan y cortan los dientes de ajo longitudinalmente, y se frota con ahínco todo el interior de la cazuela. Se pone el vinito, se lleva al fuego, y se ponen los quesos cortados en pedacitos lo más pequeños posible. Primero los duros y secos, luego los blandos. Se revuelve con cuidado, porque la masa de queso tiene una inercia y un amor por la cuchara de madera insospechados y puede terminar sobre la hornalla. Cuando los pedazos de queso son una masa única y uniforme, se agrega la pimienta, la hierba aromática y con todas las precauciones del caso se lleva al soporte y mechero, que está encendido. Una vez que el cocinero toma su lugar en la mesa, se puede empezar a comer.

Observaciones
- Es necesario un extra de queso para los cortadores.
- La conversación preparando una fondue es tan buena como la de la fondue misma.
- El pan nunca está en su justa medida; sobra o falta.
- Lo más rico es el quesito que queda pegado en el fondo, pero pocas veces llego con ánimo.
- Las mejores bebidas para acompañar son vino (blanco o de cualquier otro color), y agua tónica. Pero a veces el queso es tan salado que lo mismo sirve el agua del florero.
- Para después, lo mejor es fruta fresca o un café.


Bon appetit!

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