mundo trivial

jueves, marzo 15, 2007

La riqueza de los libros, 4

Algún viaje propio y varios ajenos me han permitido determinar el souvenir perfecto: un libro. Más duradero que una T-shirt y más útil que un reloj de pared una o lapicera (que por lo general se averían a la semana), los souvenirs que más aprecio son libros.

Me parecen encantadores los libros porque a simple vista son todos iguales (tapas, hojas, y un poco de tinta), pero es necesario un poco más de sutileza para elegir uno que para elegir una T-shirt. Por otro lado, depende de quien compra, de quien recibe y del lugar en cuestión lo que pueda considerarse "un souvenir". Porque a fin de cuentas en este mundo globalizado, ¿vale más comprarse un libro de José Martí en La Habana que en cualquier otro lado? ¿más que comprarse una camiseta con un dibujete de la Tour Eiffel que diga en la etiqueta, bien grande, "made in China"?

Cuestión que aprecio muchísimo que alguien que viaja me traiga un recuerdo (cualquiera sea su naturaleza), pero le tengo cada vez más cariño a esas personas que se toman el trabajo de elegir un libro. Siendo que estos libros siempre deben ser pequeños y livianos (y así quedan descartados los más vistosos), aquí expondré una propuesta de clasificación de estas pequeñas joyas del dinero ajeno gastado en lugares en los que nunca estuve, siempre incompleta y siempre imperfecta.

El primer grupo es el más clásico, el de las guías turísticas. Me encantan las guías turísticas porque tienen fotos bien sacadas, mucho mejor de los que podría uno con su modesta cámara, porque tienen claritos todos los datos que vomitó el guía en 25 minutos, ¡y más!, y además citan bibliografía - las mejores, claro-. El efecto secundario de tener una guía turística de un lugar que uno visitó, es que sin ninguna culpa puede aparecer en primer plano en todas las fotos que sacó, que por cierto, son las únicas que después parecen importantes.

Tengo tres que me gustan mucho: la más añosa es una guía oficial de Hampton Court, con árboles genealógicos de los reyes que vivieron allí y unas fotos estupendas. El texto es como el discurso de un guía, pero se lo perdono: me hace pensar en un paseo por allí.

La segunda es bastante más ambiciosa, "Granada y la Alhambra" su título, es el trabajo colectivo de varios expertos y fotógrafos que llegó a mis manos obsequio de la distribuidora ("hombre, ¡que no es ná!"). Este libro me enseñó una cosa: si uno se va de viaje por tierras extrañas, mejor irse informado de antes. Bien informado, digo. Y si el libro llegó tarde, igual uno puede aparentar.

La tercera y preferida, es un libro cuadrado y pequeño (Triangle postcards en una edición de Taschen) sobre la obra de Gaudí. Perfecta para neófitos y advenedizos como yo (que no sabemos ni pé de arte y arquitectura), está compuesta por muchas fotos de detalles arquitectónicos acompañados por un sutil texto, que leí varias veces pero del que soy incapaz de recordar una palabra (más sutil que eso no se me ocurre). Ideal para leer cuando hay algo urgente por hacer, o para distraer a las visitas si tienen que esperar.

El segundo grupo es bastante más complicado, está compuesto por libros de recetas culinarias "típicas". De esos tengo tres. El primero cabe en la palma de la mano (formato adorable si los hay) y tiene el rimbombante nombre de "100 ensaladas frescas y rápidas". Dieta mediterránea a full, serán frescas y rápidas pero llevarlas a cabo exige una fortuna en ingredientes exóticos. Un fiasco, nunca pude hacer ninguna ensalada de esas, si exceptuamos la de tomate y lechuga (bah, ¡no necesito un libro para hacerla!)

Otro libro, deliciosa sorpresa de mi marido, se llama "The tea companion : a connoisseur's guide", y la autora responde al nombre de Jane Pettigrew... a mí me suena a nombre de vieja inglesa que toma té, será que estoy sugestionada. Este libro tiene una pequeña historia de la infusión que demuestra fehacientemente que los ingleses descienden de los chinos, o que en los tiempos del Imperio Británico no estaba tan claro quién colonizó a quién. Dejando de lado las conjeturas, lo que está claro es que lo único que entiendo del famoso beveraje es cómo se sirve en una taza. Todo lo demás me resulta prácticamente incomprensible.

El último ejemplar de literatura culinaria es un "Irish traditional recipes". Es un ejemplar muy bonito, escrito a mano en tinta verde y con pequeñas ilustraciones muy vistosas, pero excepto el irish coffee ("not quite traditional but just give it some time") la mayoría de las recetas me parecen francamente repugnantes. Sí, ya sé, será solamente una cuestión cultural, pero el budín de intestinos con sangre me hacen prometerme que si algún día pongo mi pie en Irlanda, sólo comeré pan.

Finalmente, están los libros relacionados de alguna manera a ese lugar. Además de varios libros comprados en el país de origen del autor (quizás con ventajas en el precio y una anécdota pero nada más), mi preferido entre los preferidos se trata de un librito bastante guaso intitulado "Shakespeare without the boring bits", traido, obviamente, de Stratford upon Avon. Según aclara el autor, las historias del teatro shakespeareano son muy interesantes pero resultan aburridas por cómo ha cambiado el lenguaje, entonces él propone relatar las historias en formato cuento y desde la perspectiva de uno de los personajes. El "We were battling some danish in the north, and I'm not talking about tennis" me encantó.

Pero los libros de viajes tienen éso, les gusta viajar. Y así perdí el de Shakespeare. A quien se lo llevó no le puedo decir más que...
Thou fawning shard-borne maggot-pie!

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6 dijeron:

  • Yo prefiero los alfajores (bueno, mis conocidos viajan cerca, es cierto).

    Saludos.

    PD: En estos momentos está bajando Renaissance. Después le cuento.

    By Blogger Sr. Nadie, a las 7:42 p. m.  

  • Buena idea, la voy a tener en cuenta, porque detesto los souvenirs tradicionales, jamás traigo y cuando me traen, no sé qué hacer.
    Ahora los alfajorcitos, mmmm, no se descartan para nada.
    beso grande.

    By Blogger MALiZiA, a las 9:04 a. m.  

  • Sí claro, no mencioné alfajorcitos o chocolate porque el post no llegaba a ninguna parte

    : )

    Gracias por pasar

    By Blogger montevideana, a las 7:41 p. m.  

  • Me encanta regalar y que me regalen libros porque tiene el valor agregado de tomarse el trabajo de elegir algo teniendo en cuenta el gusto del otro, habiendo estado atento a sus comentarios, preferencias, etc. Ahora, también acepto alfajorcitos y bebestibles!

    By Blogger Ana, a las 11:16 a. m.  

  • Ana: Pocos se animan, ¿verdad? Igual, hay colecciones de postales y otros materiales impresos que no son exactamente libros, que son fascinantes.

    En verdad, para mí, el non-plus-ultra es que me traigan un regalo comprado en un "gift shop" de un museo. Hasta ahora no tuve suerte pero no importa, persevero.

    By Blogger montevideana, a las 1:01 p. m.  

  • Cómo pegó lo de los alfajores...

    By Blogger Sr. Nadie, a las 1:01 a. m.  

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