Promesa electoral que ganaría mi voto
Está terminando el otoño más frío que se recuerde en esta comarca, y el invierno promete seguir rompiendo récords.
Como cada invierno es noticia la ya consabida crisis energética, y como cada invierno me pregunto lo mismo: ¿por qué carajos en Uruguay se construye como si viviéramos en una isla tropical, cuando en realidad tenemos asegurados entre 3 y 6 meses de frío intenso contra 1 a 4 meses calurosos? ¿Por qué nadie se toma la aislación térmica en serio, y lo mejor que uno consigue "ya hecho" en una casa es aislación de la humedad?
Cuestión que como hace un frío bárbaro, todo el mundo prende a la estufa a todo trapo: la de cuarzo, la de gas o la quematutti, todo sirve. ¿Y cómo no va a servir, si el frío es máximo? ¿Y cómo el frío no va a ser máximo, si las puertas tienen un espacio sobre el piso como para recibir todos los suplementos dominicales juntos? Y las ventanas son de un solo vidrio, y las persianas, cuando las hay, dejan pasar una ventolera que ni te cuento a través de la caja. Y las claraboyas, que se chupan todo el calor y lo dispersan gentilmente a la atmósfera. Y las paredes exteriores pueden servir de heladera, y de los baños mejor no hablar.
De modo que si algún político buscando su plataforma para las elecciones del 2009 lee mi blog, tome nota: tenemos que apostar al confort autosustentable de costo incial subvencionando los materiales que aislen bien, y enseñando las cosas básicas del mantenimiento del calor en una casa (sí, porque aunque no es obvio, es imprescidible abrir las ventanas un rato para oxigenar), para ahorrar energía eléctrica, gaseosa, o de leña. Hay que prohibir esas bonitas estufas de leña cuyas espaldas dan al exterior, porque pierden la mitad del calor que generan. Hay que jugársela por las estufas de leña que reparten calor a distintos lugares de una casa, con sistemas de tubos. Hay que desterrar para siempre las casas con patio central, onda patio andaluz, y pensar en la calefacción de una casa como una actividad centralizada y reaprovechable para cada ambiente. Hay que enseñar a usar el corcho, y reaprovechar toda la espuma plástica que viene en los paquetes de objetos frágiles (pienso en computadoras), para aislar azoteas. No hay por qué cambiar los materiales con los que se construye actualmente, sino cambiar la cabeza. Apostar a una pared exterior y otra interior, con cámara aislante, y olvidarse de los ventanales demasiado grandes y que todo el tiempo están tapados por cortinas para proteger la privacidad de los habitantes. ¡Eso es estúpido! Es hora de dejar que hacer cosas que está demostrado que no sirven.
Eladio Dieste construyó una casa magnífica para vivir con sus 11 hijos, de la que habla en sus libros. Sus obras más públicas son visitadas por individuos de distintas partes del planeta (tuve el gusto de conocer a un arquitecto sudafricano que estaba completamente fascinado), quienes como peregrinos, se maravillan ante la simplicidad de este pensador latinoamericano.
¿Es necesario vivir tan mal? ¿Tan pobres somos? Lo que nos hace pobres, ¿no será que comprometemos nuestro gasto ad eternum con un falso ahorro inicial? ¿Es necesario usar siempre materiales de construcción nuevos e importados, cuando quizás lo que se demuele no tiene por qué transformarse únicamente en escombro? La industria de los que "fabrican" insumos para la construcción, ¿no podrá transformarse en la industria de los que "preparan" y "reciclan" para la construcción?
¿Tan difícil es?
Como cada invierno es noticia la ya consabida crisis energética, y como cada invierno me pregunto lo mismo: ¿por qué carajos en Uruguay se construye como si viviéramos en una isla tropical, cuando en realidad tenemos asegurados entre 3 y 6 meses de frío intenso contra 1 a 4 meses calurosos? ¿Por qué nadie se toma la aislación térmica en serio, y lo mejor que uno consigue "ya hecho" en una casa es aislación de la humedad?
Cuestión que como hace un frío bárbaro, todo el mundo prende a la estufa a todo trapo: la de cuarzo, la de gas o la quematutti, todo sirve. ¿Y cómo no va a servir, si el frío es máximo? ¿Y cómo el frío no va a ser máximo, si las puertas tienen un espacio sobre el piso como para recibir todos los suplementos dominicales juntos? Y las ventanas son de un solo vidrio, y las persianas, cuando las hay, dejan pasar una ventolera que ni te cuento a través de la caja. Y las claraboyas, que se chupan todo el calor y lo dispersan gentilmente a la atmósfera. Y las paredes exteriores pueden servir de heladera, y de los baños mejor no hablar.
De modo que si algún político buscando su plataforma para las elecciones del 2009 lee mi blog, tome nota: tenemos que apostar al confort autosustentable de costo incial subvencionando los materiales que aislen bien, y enseñando las cosas básicas del mantenimiento del calor en una casa (sí, porque aunque no es obvio, es imprescidible abrir las ventanas un rato para oxigenar), para ahorrar energía eléctrica, gaseosa, o de leña. Hay que prohibir esas bonitas estufas de leña cuyas espaldas dan al exterior, porque pierden la mitad del calor que generan. Hay que jugársela por las estufas de leña que reparten calor a distintos lugares de una casa, con sistemas de tubos. Hay que desterrar para siempre las casas con patio central, onda patio andaluz, y pensar en la calefacción de una casa como una actividad centralizada y reaprovechable para cada ambiente. Hay que enseñar a usar el corcho, y reaprovechar toda la espuma plástica que viene en los paquetes de objetos frágiles (pienso en computadoras), para aislar azoteas. No hay por qué cambiar los materiales con los que se construye actualmente, sino cambiar la cabeza. Apostar a una pared exterior y otra interior, con cámara aislante, y olvidarse de los ventanales demasiado grandes y que todo el tiempo están tapados por cortinas para proteger la privacidad de los habitantes. ¡Eso es estúpido! Es hora de dejar que hacer cosas que está demostrado que no sirven.
Eladio Dieste construyó una casa magnífica para vivir con sus 11 hijos, de la que habla en sus libros. Sus obras más públicas son visitadas por individuos de distintas partes del planeta (tuve el gusto de conocer a un arquitecto sudafricano que estaba completamente fascinado), quienes como peregrinos, se maravillan ante la simplicidad de este pensador latinoamericano.
¿Es necesario vivir tan mal? ¿Tan pobres somos? Lo que nos hace pobres, ¿no será que comprometemos nuestro gasto ad eternum con un falso ahorro inicial? ¿Es necesario usar siempre materiales de construcción nuevos e importados, cuando quizás lo que se demuele no tiene por qué transformarse únicamente en escombro? La industria de los que "fabrican" insumos para la construcción, ¿no podrá transformarse en la industria de los que "preparan" y "reciclan" para la construcción?
¿Tan difícil es?
aventuró montevideana a las
5:33 p. m.
4 dijeron:
me dejé este hace un tiempo pendiente para comentarte, llegué más tarde...pero no queria dejar de decirte que estoy muy de acuerdo y que lo que proponés me parece súper!
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Nefastas, a las 9:51 a. m.
Huy, gracias por leerme Nefastas!
Saben, Nefs, a mí me molesta enojarme inutilmente, y me mantengo alejada de los sesentistas trasnochados y bichos intelectuales del estilo, los tirabombas que le echan toda la culpa "al norte" (¿desde cuándo un punto cardinal puede ser tan malvado?), Eduardo Galeano y la izquierda tonta y pintoresca. Siendo que estudié un tiempo en una Facultad de Humanidades, entenderán que tuve oportunidades de sobra como para detectar a estos bugs mentales que intoxican con quejas improcedentes, y luego desintoxicarme.
Pero por otro lado, sin ser tan tirabombas ni pensar siempre que es imprescindible un cambio radical... creo que hay cositas pequeñas que podrían ayudarnos tanto! Entiendo que existe la emergencia habitacional y que no da para ponerse exquisito, pero también... ¿no podrían estudiarse mejor las leyes de construcción? Por ejemplo, un apartamento "lujoso" es el que tiene azulejos de colores en la cocina, mientras que el asunto éste de las ventanas es un lujo asiático, ¡qué estupidez! ¿verdad?
Besos!
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montevideana, a las 2:08 p. m.
Sabés Montevideana, que existe una cooperativa de vivienda en mdeo. ( una de las primeras que se formó ) que contempla en su construcción muchos de los puntos que tu mencionás ? paredes dobles, con una cámara de aire y una aislación de espuma plast.;Pisos de madera; ventanas que tienen una hendidura en la que encaja cada hoja sin necesidad de usar nada más. Igual tiene algunas contras, pero cada vez que me pudro de vivir en el complejo y visito a alguien en pleno invierno , o pleno verano y veo la diferencia de temperatura que hay con mi apto. decido quedarme y dejarme de embromar.
De todas formas, sería bueno que enviaras una copia de este post al ministenio de vivienda y que Arana se hiciera eco de tus propuestas, y se dejara de jorobar con los edificios antiguos que serán muy lindos pero la mayoría de los uruguayos no vivimos en ellos.
Un saludo
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Araucaria2006, a las 7:24 p. m.
Araucaria, no sabía que una cooperativa en Montevideo tenía estas ideas constructivas. Algunas las he visto, pero por separado, y nunca detecté "la gran diferencia".
Es justamente este tema, el del acondicionamiento térmico de bajo costo de mantenimiento, lo que me hace sospechar de todos los reciclajes tan bonitos y tan "cool" que abundan en la zona de Parque Rodó y Palermo. Esas ventanas a la altura de los zapatos... esas puertas interiores al aire libre... esas estufas diminutas... mmm... ¡esas casitas deben ser un freezer!
La verdad es que hay veces que me pregunto por qué la mayoría de los arquitectos (los visibles, al menos), se fijan tanto en las casas y tan poco en la gente. Estoy 100% de acuerdo con tu comentario sobre los edificios antiguos, ¡no pueden ser asunto del Ministerio de Vivienda!
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montevideana, a las 3:33 p. m.
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