Adiós a la Cosmo
Durante años fui lectora más o menos asidua de la revista Cosmopolitan. Leí sobre todo la edición argentina, pero también tuve algunos números de las ediciones chilena, brasileña, española y norteamericana.
No sé por qué leí la Cosmo con tanto entusiasmo, si no me identifico demasiado con el modelo de mujer que defienden. Nunca hago dieta con el fin de adelgazar, no tengo una profesión glamorosa y competitiva, casi no uso cosméticos, y cuando detecto un accesorio trendy, lo evito a toda costa.
Siempre observé que los artículos pretendidamente científicos de Cosmopolitan no sobreviven a un análisis gramatical: todos los verbos están en tiempos condicionales de modo que aseverar, no aseveran nada. Es todo blablá, y en algunos casos puede ser peligroso, todo depende de la seriedad de la lectora con respecto a su problema. También observé las grandes contradicciones: en un mismo número podía haber una nota anunciando "Cosmo lo dijo, vuelven las curvas" y 3 páginas después, una nota gráfica de moda con una modelo subalimentada. Otra contradicción: un artículo inolvidable que proclamaba "Cuidado con lo que creés", que enumeraba una serie de características para saber si un artículo era riguroso o no... y la propia revista no cumple con ninguna. La mayoría de las notas están basadas en libros, que no aparecen citados, abusan del "investigadores de la universidad de no sé dónde" y jamás aparece siquiera un link para saber si existe ese departamento en ese lugar o no.
Las notas sobre sexo, las que más me gustaron, ahora encuentro que son terriblemente machistas. Hoy en día no puedo creer que alguien llegue a leer eso.
Y sin embargo... leí la Cosmo por 7 años. En una época de gran soledad, salía corriendo al kiosko a comprármela en cuanto cobraba el sueldo. Probablemente sentía que me acompañaba, me gustaba leerla, me daba un marco de referencia y alguna vez saqué ideas.
No, la revista no cambió, la que cambió fui yo. Pero no tanto.
Cuando le dije a mi marido, "ya no voy a leer más Cosmopolitan" me felicitó. "Pará, pará, que ahora voy a leer Marie Claire, y cuando me aburra de esa, paso a Mis labores".
actualización 11/9/06. Hay un post magnífico en La Petite Claudine sobre la decadencia del mundo editorial en papel. Sí, las revistas.
No sé por qué leí la Cosmo con tanto entusiasmo, si no me identifico demasiado con el modelo de mujer que defienden. Nunca hago dieta con el fin de adelgazar, no tengo una profesión glamorosa y competitiva, casi no uso cosméticos, y cuando detecto un accesorio trendy, lo evito a toda costa.
Siempre observé que los artículos pretendidamente científicos de Cosmopolitan no sobreviven a un análisis gramatical: todos los verbos están en tiempos condicionales de modo que aseverar, no aseveran nada. Es todo blablá, y en algunos casos puede ser peligroso, todo depende de la seriedad de la lectora con respecto a su problema. También observé las grandes contradicciones: en un mismo número podía haber una nota anunciando "Cosmo lo dijo, vuelven las curvas" y 3 páginas después, una nota gráfica de moda con una modelo subalimentada. Otra contradicción: un artículo inolvidable que proclamaba "Cuidado con lo que creés", que enumeraba una serie de características para saber si un artículo era riguroso o no... y la propia revista no cumple con ninguna. La mayoría de las notas están basadas en libros, que no aparecen citados, abusan del "investigadores de la universidad de no sé dónde" y jamás aparece siquiera un link para saber si existe ese departamento en ese lugar o no.
Las notas sobre sexo, las que más me gustaron, ahora encuentro que son terriblemente machistas. Hoy en día no puedo creer que alguien llegue a leer eso.
Y sin embargo... leí la Cosmo por 7 años. En una época de gran soledad, salía corriendo al kiosko a comprármela en cuanto cobraba el sueldo. Probablemente sentía que me acompañaba, me gustaba leerla, me daba un marco de referencia y alguna vez saqué ideas.
No, la revista no cambió, la que cambió fui yo. Pero no tanto.
Cuando le dije a mi marido, "ya no voy a leer más Cosmopolitan" me felicitó. "Pará, pará, que ahora voy a leer Marie Claire, y cuando me aburra de esa, paso a Mis labores".
actualización 11/9/06. Hay un post magnífico en La Petite Claudine sobre la decadencia del mundo editorial en papel. Sí, las revistas.
10 dijeron:
Ja, me pasa lo mismo...confieso lo peor de lo peor: en México leía también Vanidades!!
La Cosmo ahora solo la compro cuando voy a Uruguay en Buquebus. En el ómnibus no puedo leer libros porque me mareo, así que me mato con la revis.
By uruguaya, a las 11:46 a. m.
No existe un punto mínimo de calidad en las revistas. Cuando creiste que algo no podía caer más bajo... te podés llegar a sorprender. Pero claro, ¡está en su naturaleza de revistas!, son fast food literaria.
Pero ya fue, no puedo seguir leyendo el mismo artículo una y otra vez. Ya no me sorprende, no me da nada nuevo, no me saca el hambre de lectura. Pero a la Vanidades, ¡ni loca!
By montevideana, a las 11:54 a. m.
Mientras no leas la revista de Utilisima, seguís a salvo...
Besos!
By LocaComoTuMadre, a las 12:26 p. m.
Juajuajuajua! Es verdad, aparte de ser ciertamente superficiales para tocar muchos temas, hay otros tantos que estan francamente mal hechos. Eso si, nunca jamás gaste mucho dinero en ella, puesto que una amiga las leia, y yo solo les echaba la mirada" gratis" y de segunda mano. Ahora ya casi no leo revistas... en que podria dejar mis sesos un rato? Saludos!
By Angel y Demonio, a las 2:07 p. m.
pero es una revista! de eso se trata.
el problema es esa pretención cientifica, o nuestro respeto por la palabra escrita, porque compararla con literatura, acaso la literatura es sacra.
...
...
cre que por ahora voy a comprar la cosmo y leer la paparazzi en casa ajena a la ves que le digo al dueño ¡como podes comprar eso! los chismes son mentiras! mentira!! no sabias?
By OPI, a las 2:53 p. m.
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By OPI, a las 2:54 p. m.
quién no ha leído la Cosmo, aunque sea en una peluquería, o un bar...
Es cierto que las revistas siguen siendo las mismas y las que cambiamos somos nosotros.
Igual siempre la Cosmo, me pareció muy para Barbie, será porque ella es de plástico y la revis también...
besos,
By MALiZiA, a las 11:13 a. m.
La Cosmo es la reina de la superficialidad, pero hay que darle puntos por ser consistente (aún en sus contradicciones).
Lo que me causa mucha gracia de la Cosmo es que parece estar dirigida a mujeres jóvenes y exitosas, inteligentes, independientes, que trabajan vestidas de traje sastre y taco alto en cargos de secretaria ejecutiva, y que después de trabajar salen a tomar tragos en copas de martini con alguno de sus muchos guapísimos y ricachones pretendientes.
Pero los anunciantes de las páginas del final (verdaderos termómetros de los lectores de una revista), dicen algo muy diferente. La próxima vez que tengan una Cosmo vayan a las páginas de "clasificados" y cuéntenme, cuánto glamour encontraron allí.
Yo creo que la revista está dirigida a un público que se identifica con algo muy distinto a lo que es.
By montevideana, a las 2:11 p. m.
Uf. Yo leo la cosmopolitan pero no entiendo por qué. No me maquillo, no me queda bien esa ropa que ponen, y todo lo que dicen me parecen una parva de ridiculeces sin sentido.
Igualmente, no puedo leerla mucho. Mi marido y yo tenemos un convenio. El no puede jugar ajedrez en la pc (se envicia horas, días, meses) y yo no puedo ver reality shows ni leer cosmopolitan.
By Carolina, a las 11:19 a. m.
Bestiaria: me parece un trato razonable. El nuestro es: vos podés comprarte revistas del Hombre Araña y yo puedo comprarme Cosmopolitan. Ahora no sé, me siento sola y perdida en el mundo de las editoriales fast food.
By montevideana, a las 3:16 p. m.
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