Sobre cierta amistad
Cuando tenía 15 años y ya comenzaba el 4to año consecutivo en el mismo colegio y con los mismos compañeros de clase, entró una chica nueva al grupo.
Ella era bien diferente, muy guapa y también revoltosa, "inquieta" decía su carnet de notas; según relató en una oportunidad, a raíz de cierto suceso a ella y a un grupo de 10 compañeros les habían negado la reinscripción en el colegio al que asistían, (una curiosa forma de echar sin hacer problemas, la verdad). Los varones se enamoraron al instante, y las chicas nos dirimimos entre envidiarla en la distancia o acercarnos y ver, ¿qué tal?
Yo opté por lo segundo, y fuimos amigas durante un tiempo, y después, qué sé yo, nos dejamos de ver tan seguido, no recuerdo un conflicto o discusión en especial. Al cabo de un par de años le perdí la pista por completo.
Supe por conocidas en común que se había ido a Alemania de "au-pair", que no la había pasado del todo bien, y que al volver había pasado tiempos muy malos. Supe que tenía un noviazgo problemático, que no se llevaba bien con la esposa de su padre, y también que había retomado sus estudios. Pero las noticias me llegaban muy espaciadas, y la verdad, a mí tampoco me interesaba demasiado.
Años después, cuando tenía 23, me la crucé una tarde de sol en la rambla. Ella iba en una bicicleta muy antigua que metía barullo como loco. Me saludó con la sonrisa radiante que siempre le conocí, y se detuvo a conversar. Me contó que las cosas habían cambiado mucho para ella: se había ido a vivir sola (de modo que de alguna manera había solucionado el problema con la esposa de su padre), había terminado con su novio, había conseguido trabajo, seguía entusiasmada con su carrera, y en general estaba muy bien. Me dio su dirección y teléfono, y yo, que también me había ido a vivir sola, había terminado con mi novio, había conseguido trabajo, ya estaba harta de mi carrera y en general estaba muy bien, le dí los míos.
Y así empezamos otra vez, una amistad, totalmente distinta a la primera. Fuimos a Cinemateca a ver cosas raras, fuimos a tomar sangría berreta a algún boliche universitario, y encontramos novio más o menos al mismo tiempo. Para completarla, nuestros novios se llevaban bien y tenían temas de conversación, por lo que fue una época fantástica.
Después, en el 2003 ella se recibió y decidió ir a estudiar un posgrado a Brasil. Iba y venía, ya no la ví tanto. Se vino para mi casamiento pero le avisaron que tenía que presentarse a una prueba y el día antes, se fue. En ese año y medio le escribí y me mandó muchísimos e-mails. Pero allí me mandé una macana, ella quería venir en secreto y darle una sorpresa a su novio el día de su cumpleaños y yo, de banana que soy, se la arruiné.
Se enojó muchísimo y no me habló por unos meses, pero un día me llamó por teléfono y me dijo que había soñado conmigo, y que se había dado cuenta que ya no estaba más enojada. Pero las cosas quedaron raras, así que, nuevamente, le perdí la pista por más de un año.
Anteayer, de casualidad como no podía ser de otra forma, me la encontré en la antesala de un concierto. Me contó que había terminado con su novio, que estaba trabajando muchísimo y alguna cosa más. Pero arreglamos para vernos.
El ciclo empieza otra vez, y estoy contenta. Sé que me esperan cosas buenas, aunque no durarán para siempre y alguna vez será la última.
Ella era bien diferente, muy guapa y también revoltosa, "inquieta" decía su carnet de notas; según relató en una oportunidad, a raíz de cierto suceso a ella y a un grupo de 10 compañeros les habían negado la reinscripción en el colegio al que asistían, (una curiosa forma de echar sin hacer problemas, la verdad). Los varones se enamoraron al instante, y las chicas nos dirimimos entre envidiarla en la distancia o acercarnos y ver, ¿qué tal?
Yo opté por lo segundo, y fuimos amigas durante un tiempo, y después, qué sé yo, nos dejamos de ver tan seguido, no recuerdo un conflicto o discusión en especial. Al cabo de un par de años le perdí la pista por completo.
Supe por conocidas en común que se había ido a Alemania de "au-pair", que no la había pasado del todo bien, y que al volver había pasado tiempos muy malos. Supe que tenía un noviazgo problemático, que no se llevaba bien con la esposa de su padre, y también que había retomado sus estudios. Pero las noticias me llegaban muy espaciadas, y la verdad, a mí tampoco me interesaba demasiado.
Años después, cuando tenía 23, me la crucé una tarde de sol en la rambla. Ella iba en una bicicleta muy antigua que metía barullo como loco. Me saludó con la sonrisa radiante que siempre le conocí, y se detuvo a conversar. Me contó que las cosas habían cambiado mucho para ella: se había ido a vivir sola (de modo que de alguna manera había solucionado el problema con la esposa de su padre), había terminado con su novio, había conseguido trabajo, seguía entusiasmada con su carrera, y en general estaba muy bien. Me dio su dirección y teléfono, y yo, que también me había ido a vivir sola, había terminado con mi novio, había conseguido trabajo, ya estaba harta de mi carrera y en general estaba muy bien, le dí los míos.
Y así empezamos otra vez, una amistad, totalmente distinta a la primera. Fuimos a Cinemateca a ver cosas raras, fuimos a tomar sangría berreta a algún boliche universitario, y encontramos novio más o menos al mismo tiempo. Para completarla, nuestros novios se llevaban bien y tenían temas de conversación, por lo que fue una época fantástica.
Después, en el 2003 ella se recibió y decidió ir a estudiar un posgrado a Brasil. Iba y venía, ya no la ví tanto. Se vino para mi casamiento pero le avisaron que tenía que presentarse a una prueba y el día antes, se fue. En ese año y medio le escribí y me mandó muchísimos e-mails. Pero allí me mandé una macana, ella quería venir en secreto y darle una sorpresa a su novio el día de su cumpleaños y yo, de banana que soy, se la arruiné.
Se enojó muchísimo y no me habló por unos meses, pero un día me llamó por teléfono y me dijo que había soñado conmigo, y que se había dado cuenta que ya no estaba más enojada. Pero las cosas quedaron raras, así que, nuevamente, le perdí la pista por más de un año.
Anteayer, de casualidad como no podía ser de otra forma, me la encontré en la antesala de un concierto. Me contó que había terminado con su novio, que estaba trabajando muchísimo y alguna cosa más. Pero arreglamos para vernos.
El ciclo empieza otra vez, y estoy contenta. Sé que me esperan cosas buenas, aunque no durarán para siempre y alguna vez será la última.
9 dijeron:
Son amistades efímeras, que vienen, se quedan, se van, vuelven.. Es la vida, que nos va llevando para diferentes lugares y en momentos nos encontramos otra vez.. A mi me pasa, tengo amigas lejanas, amigas de siempre, amigas para salidas, amigas de fierro..
Es algo más para compartir.
Muy lindo el post. Beso.
By LocaComoTuMadre, a las 4:04 p. m.
Jejé, muchas gracias. Yo también siempre consideré esta amistad como efímera, pero en el fondo, si vuelve a resurgir una y otra vez, es que no debe ser tan efímera después de todo.
By montevideana, a las 4:42 p. m.
Qué lindo relato, es así hay amistades que van y vienen, pero seguramente algo hace para que por casualidad, o causalidad se encuentren y comience todo de nuevo.
Y ahora, qué pasará? Cómo decían las novelas: continuará.
Un beso,
By MALiZiA, a las 9:20 p. m.
no creo que sea efímera... yo pienso que muchas amistades constan de momentos gratos, tan gratos como fugaces y que eso las hace ser lo que son, ni más ni menos importantes. Muy buenos posts. Anduve ocupada y hoy me puse al día. Buenísimo el link a las traducción de Sor Juana...
Saludos!
By Anónimo, a las 11:52 p. m.
yo creo que los hechos no son casualidades, sino causalidades como suelen decir.
Por alguna razón ella aparece en tu vida en determinados momentos...algo (o mucho) tienen en común para compartir ciertos momentos de tu vida.
NO DEJES DE APROVECHARLO!!!
besos
By Nefastas, a las 2:02 a. m.
Esa amistad no es efímera y las hace felices a las dos. Quizás sea la forma que tienen de ser amigas para siempre.
Un beso
By Ana C., a las 7:14 a. m.
TOOOOOOOOODO un tema la amistad femenina. Disfrutala!
By uruguaya, a las 12:52 p. m.
Son cosas de la vida. Hay personas de las que -vaya uno a saber porque- no dejamos de saber nunca. Ciclos, que se repiten una y otra vez, hasta que se opera el cambio, hasta que descubres la razon... Disfrutalo y aprende lo que haya que aprender de esta relacion. Saludos!!
By Angel y Demonio, a las 6:08 p. m.
Hola a todas, ¡muchas gracias por las respuestas!
By montevideana, a las 6:34 p. m.
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