Esos días
Todas las historias sobre el amor que he visto (en películas), leído (en libros) o escuchado (de los propios protagonistas) hablan del momento en que se conocieron, de cuando surgió la chispa de la pasión, de inconvenientes que hubo que sortear o resolver, de los grandes descubrimientos sobre el otro, y los grandes hitos: cuando empezaron a salir, cuando comenzaron la convivencia, algún viaje significativo, el casamiento, etc.
Pero después de marcar en el checklist unos cuantos ítems significativos y casi por empezar el quinto año de convivencia con la misma persona, la vida cotidiana me trae algunas cosas que nadie me contó antes. Cosas que no tienen nada que ver con el amor o con la pasión, ni siquiera con cosas agradables, pero que son de una contundencia indudable.
Una de estas cosas que para mí son equivalentes a matrimonio pero independientes al amor son las reuniones familiares. En mi familia estamos todos peleados así que el concepto es cosa del pasado. En mi nueva familia, por el contrario, hay cierta tendencia al clan y el grupo se reune como un rebaño de ovejas: sus actitudes personales se funden y forman una gran masa compacta que ofrece dos posibilidades, unirse o quedarse afuera.
Son dos opciones igualmente horribles: la primera denigra al intelecto (ayudada por cierto nivel de alcoholemia), y la segunda implica marginación. Elijo la segunda, y me siento fatal por unos días: indignada por el derroche de necedades y estupideces pronunciadas, aterrada por la idea de procrear individuos de esa especie, deprimida por la perspectiva de un futuro muy largo.
Hoy es el primero de esos días.
Pero después de marcar en el checklist unos cuantos ítems significativos y casi por empezar el quinto año de convivencia con la misma persona, la vida cotidiana me trae algunas cosas que nadie me contó antes. Cosas que no tienen nada que ver con el amor o con la pasión, ni siquiera con cosas agradables, pero que son de una contundencia indudable.
Una de estas cosas que para mí son equivalentes a matrimonio pero independientes al amor son las reuniones familiares. En mi familia estamos todos peleados así que el concepto es cosa del pasado. En mi nueva familia, por el contrario, hay cierta tendencia al clan y el grupo se reune como un rebaño de ovejas: sus actitudes personales se funden y forman una gran masa compacta que ofrece dos posibilidades, unirse o quedarse afuera.
Son dos opciones igualmente horribles: la primera denigra al intelecto (ayudada por cierto nivel de alcoholemia), y la segunda implica marginación. Elijo la segunda, y me siento fatal por unos días: indignada por el derroche de necedades y estupideces pronunciadas, aterrada por la idea de procrear individuos de esa especie, deprimida por la perspectiva de un futuro muy largo.
Hoy es el primero de esos días.
11 dijeron:
Bueno, siempre es difícil llevarse con la familia propia y con la del consorte. Lo mejor es dedicarse a la familia nueva que uno ha constituído... salvo cuando ya se lleva mal con el consorte y la progenie.
Como dijo Sartre: "el infierno son los otros". Eso si: hay que tratar de no quedarse solo.
Nota: Soportar las reuniones familiares no pasa de ser ritual de unos pocos días al año. Salvo cuando se comparten recursos ( vivienda, trabajo, ingresos, etc...) lo cual torna la red mucho mas estrecha y apretada.
By Ulschmidt, a las 2:36 p. m.
POR SUERTE es unas pocas veces al año, Ulschmidt, POR SUERTE.
Pero lo que verdaderamente me deprime del asunto es que son buena gente y los aprecio, pero cuando se juntan de a mas de 3, me resultan imbancables. ¿Por qué la transformación?
Sabio el consejo de dedicarse a la familia en construcción y no dedicarle energía (siquiera para enojarse), a lo que no tiene tanta importancia. Se agradece mucho.
By montevideana, a las 2:44 p. m.
yo con una familia no puedo... ni imagino con dos
By Anónimo, a las 4:26 p. m.
Debe ser que me estoy poniendo vieja, que me voy quedando sola o que las borracheras me pegan cada vez más triste, no sé, pero creo que la familia puede ser ese único lugar al que volver. Y sentir que hay un lugar al que volver, a veces, da mucho alivio.
Saludos, Montevideana
By Daniela, a las 5:06 p. m.
gorda la palabra clave es paciencia...y lo otro es que tengas buena relación con tu pareja y buen diálogo, si eso existe creo que una gran parte del tema está resuelta. La otra chiquita nunca está a nuestro alcance, ya forma parte del mundo de la otra flia en la cual nosotras no podemos entrar.
A tus hijos traelos con todo el amor del mundo y listo, hay cosas más peligrosas en esta vida que tendrían que quitarte las ganas de tenerlos...pero no una flia política.
Y si te joden mucho, ahí es donde aparecen el diálogo y la confianza...tenés la libertad de decirle que te sentís ahogada, etc...y no de aguantar cosas porque estás obligada a una postura frente a ellos.
Forza!!
By Nefastas, a las 5:43 p. m.
Uf! Es un punto nunca bien ponderado al iniciar una relacion. Los modus operandi de las familias. Las aclanadas no son lo mío, en mi familia aun no peleamos pero somos 5, y solo5 eh? Rara vez le metemos algun abuelo/a a la reunión (hoy por hoy en extincion, ya van dos menos en 6 meses) y mas escasamente aun algun tio/a. La verdad? Incluso en estos casos me margino un poco. Alma de ermitaña. Saludos!
By Angel y Demonio, a las 10:55 p. m.
Si bien el subject no es muy feliz, permítame decirle que me gustó muchísimo este post.
Me encantaría poder aportar a la causa de alguna manera, pero no tengo cómo: siempre evado las reuniones familiares excusándome con todo lo que tengo que estudiar, y aquellas pocas a las que sí asistí las tengo absolutamente negadas (aunque si me esfuerzo recuerdo cosas como discusiones fuertes con mi suegro, incomodidad a la hora de la oración previa a la comida -yo no se ni hacer la señal de la cruz-, ganas de asesinar a mi concuñada por las pavadas que decía y así)
By Betty Carol, a las 11:25 p. m.
Roy: Otra ventaja más de tu losa radiante.
Juana: ¡Qué lindo verte por acá! Estoy de acuerdo con eso de que la familia es el lugar para volver siempre, por eso trato de mantenerme lo más tranquila posible y no pegarle a nadie. Por ahora con éxito.
Nefastas: De acuerdo con eso de que el diálogo con la pareja es esencial, y que una reunión familiar embolante no es razón para ligarse las trompas. Pero es un escenario que se repite tres veces al año (es que cumplen "en grupos") y es invariable. Ya a esta altura perdí toda esperanza de divertirme alguna vez.
Angel y Demonio: La familia es otra de esos temas cruciales sobre los que hay que averiguar en la primera cita. Justo después del trabajo y antes de los gustos gastronómicos. Las reuniones de mi familia son como las tuyas, y la verdad la paso muy bien.
Betty Carol: No entendí lo que quisiste decir con el subject, ¿el tema te parece complicado? ¿o el título te parece mal elegido? Yo puse ese título pensando en los avisos de toallas femeninas, porque encuentro un paralelismo muy fuerte: al igual que la menstruación este malestar es periódico, normal y sin mucha gravedad. Me alegro de que te guste el post, y sí, aportás al tema. La próxima reunión es en 2 semanas... creo que justo me va a surgir un examen sorpresa y voy a tener que encerrarme a estudiar.
Diet Bridget: Yo llegué contando hasta 5000 y logré respiraciones que darían envidia a cualquier yogui. ¿Y vos? Notable tu mantra: "no es contagioso, no es contagioso, no es contagioso".
¿Saben?, en el fondo los admiro porque entendieron que para juntarse de a muchos y pasarla bien, no hay que tratar ningún tema profundo ni trascendental. Y a su modo son felices. ¿El precio de la felicidad?: saber cuál fue el atuendo de la Princesa Letizia en su última aparición pública.
Un poco caro, ¿no?
By montevideana, a las 9:23 a. m.
Monte, el título está genial. Lo que quise decir es que si bien el tema al que se refiere el post no es muy lindo -ya que Ud. la debe pasar mal-, esta entrada me gustó mucho y me pareció estupenda.
Dos semanas el el tiempo exacto que me lleva preparar un final.
By Betty Carol, a las 9:39 a. m.
Betty Carol: ¿sabés que justo tengo examen de "Blogodismo" el 29 de mañana?, así que tengo que estudiar...
Me deprimo horrible, en parte me siento culpable por pasarla tan mal cuando hacen un esfuerzo por ser hospitalarios... pero es más fuerte que yo. Odio los family meetings.
By montevideana, a las 3:30 p. m.
Las reuniones de clan en si no pueden ser malas, depende de las personas -integrantes- .
Si lo que no te gusta es la familia de tu chico, bueno, es otra cosa.
Perdón el atrevimiento ya que es la primera vez que pasamos.
Hasta luego.
By Caracol, a las 3:53 p. m.
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