Zoo trivial
Hay gente que tiene un aire, una forma de moverse, de verstirse o de hablar, que me hace pensar en algún animal en concreto. Y, si bien me parece una grosería de mi parte y no suelo comentar mis impresiones, pocas veces encuentro acuerdo por parte de mi interlocutor. De modo que es algo totalmente subjetivo, pero me sigue ocurriendo: hay gente que me hace pensar en animales.
Llevo una lista mental de casos, que compartiré hoy con ustedes. Confío en que nadie se sentirá aludido, y si eso ocurra, espero no se ofenda.
A. "A" era una compañera mía de la Facultad. Tiene unos 5 ó 6 años más que yo, o sea que cuando la conocí ella estaba cerca de los 25. Es una persona muy serena y diplomática, tiene una tranquilidad que pocas veces ví alterarse. Es alta y grande, sin ser gorda ni fornida, y tiene los ojos un poco saltones.
Desde la primera vez que la ví, pensé en una vaca. Ví en sus ojos mansedumbre vacuna, asimilé su hábito de comer chicle a masticación de pasto, y aunque no tiene voz grave estoy segura que si las vacas hablaran lo harían como ella. Por supuesto que nunca le dije que me hacía acordar a una vaca, aún así estoy convencida que "A" me detesta.
B. Conocí a "B" también en relación a la Facultad. "B" es un hombre de unos 10 años más que yo, y no es lo que se dice un tipo brillante. Es más bien bajo y menudo, y tiene una buena melena castaña, siempre corta y razonablemente pulcra. En su cara los ojos, oscuros y pequeños, se pierden en los lados de una nariz prominente. Pero creo que es el brillo esforzado de los ojos, cuando algún razonamiento mueve los engranajes oxidados de su cabeza, que me hace pensar en una ardilla. Debe ser ese esfuerzo desmedido por objetivos que a mí me parecen absurdos, que le ganaron el título. Ardilla. Hasta me pareció de lo más normal en una ocasión que lo ví sostener una empanada con las dos manos y llevársela a la boca, tal cual un roedor.
C. Conocí a "C" cuando empecé a trabajar, la traté por unos meses y después no he sabido más de ella. Tenía unos 50 años, y era menuda y redonda. Tenía ascendencia alemana, ojos celestes y pelo rubio. A mí me llamaba la atención su nariz afilada en contraste con la redondez de su cara, y su mirada fija que parecía que no pestañeaba nunca. Cuando quería conseguir algo perseguía, a veces acosaba, hasta conseguir su objetivo. Yo siempre pensé en ella como un pájaro, especialmente desde el día que la ví ladear la cabeza hacia un lado mientras yo le hablaba. Picotazos suyos, recibí varios.
D. Ví a "D" una sola vez, en una reunión con muy poca gente y era conocida por todos. Era una chica delgada, de unos 25 años, de pelo castaño claro rizado atado en media cola, cara alargada, frente amplia y los ojos separados. Tenía aspecto de persona culta y refinada. A mí me hizo pensar en el poney caro que quería Liza Simpson, particularmente por la forma de inclinar la cabeza sobre el pecho. Pero no se preocupen, no relinchó. Ni tampoco comió terrones de azúcar.
E. Una de las primeras personas que me hizo pensar así de fuerte en un animal fue la novia de un conocido, a los 16 ó 17 años. Con este conocido vivían dándose unos besos apasionados, totalmente lenguadictos, pero cuando me la presentó ví que era una chica muy pálida, de ojos grisáceos y pelo lacio. Su frente era prominente, y no sé si lo llovido de su pelo, lo marino de sus ojos o lo mojado de sus besos que me la hacían muy acuática. La verdad, me hacía pensar en un delfín, más después de un día que la escuché pegar unos alaridos muy "Mundo marino".
F. Pero sólo una vez le dije a alguien que me hacía pensar en un animal. Fue en la escuela, tenía un compañero de tez oscura (más bien marroquí que negro), con la cabeza proporcionalmente pequeña. Le dije, me parece que tenés cabeza de hormiga, y se ofendió.
No me pasa muy seguido ésto de ver gente con aspecto de animal, y lo atribuyo a una sola razón: no sé nada de animales.
Llevo una lista mental de casos, que compartiré hoy con ustedes. Confío en que nadie se sentirá aludido, y si eso ocurra, espero no se ofenda.
A. "A" era una compañera mía de la Facultad. Tiene unos 5 ó 6 años más que yo, o sea que cuando la conocí ella estaba cerca de los 25. Es una persona muy serena y diplomática, tiene una tranquilidad que pocas veces ví alterarse. Es alta y grande, sin ser gorda ni fornida, y tiene los ojos un poco saltones.
Desde la primera vez que la ví, pensé en una vaca. Ví en sus ojos mansedumbre vacuna, asimilé su hábito de comer chicle a masticación de pasto, y aunque no tiene voz grave estoy segura que si las vacas hablaran lo harían como ella. Por supuesto que nunca le dije que me hacía acordar a una vaca, aún así estoy convencida que "A" me detesta.
B. Conocí a "B" también en relación a la Facultad. "B" es un hombre de unos 10 años más que yo, y no es lo que se dice un tipo brillante. Es más bien bajo y menudo, y tiene una buena melena castaña, siempre corta y razonablemente pulcra. En su cara los ojos, oscuros y pequeños, se pierden en los lados de una nariz prominente. Pero creo que es el brillo esforzado de los ojos, cuando algún razonamiento mueve los engranajes oxidados de su cabeza, que me hace pensar en una ardilla. Debe ser ese esfuerzo desmedido por objetivos que a mí me parecen absurdos, que le ganaron el título. Ardilla. Hasta me pareció de lo más normal en una ocasión que lo ví sostener una empanada con las dos manos y llevársela a la boca, tal cual un roedor.
C. Conocí a "C" cuando empecé a trabajar, la traté por unos meses y después no he sabido más de ella. Tenía unos 50 años, y era menuda y redonda. Tenía ascendencia alemana, ojos celestes y pelo rubio. A mí me llamaba la atención su nariz afilada en contraste con la redondez de su cara, y su mirada fija que parecía que no pestañeaba nunca. Cuando quería conseguir algo perseguía, a veces acosaba, hasta conseguir su objetivo. Yo siempre pensé en ella como un pájaro, especialmente desde el día que la ví ladear la cabeza hacia un lado mientras yo le hablaba. Picotazos suyos, recibí varios.
D. Ví a "D" una sola vez, en una reunión con muy poca gente y era conocida por todos. Era una chica delgada, de unos 25 años, de pelo castaño claro rizado atado en media cola, cara alargada, frente amplia y los ojos separados. Tenía aspecto de persona culta y refinada. A mí me hizo pensar en el poney caro que quería Liza Simpson, particularmente por la forma de inclinar la cabeza sobre el pecho. Pero no se preocupen, no relinchó. Ni tampoco comió terrones de azúcar.
E. Una de las primeras personas que me hizo pensar así de fuerte en un animal fue la novia de un conocido, a los 16 ó 17 años. Con este conocido vivían dándose unos besos apasionados, totalmente lenguadictos, pero cuando me la presentó ví que era una chica muy pálida, de ojos grisáceos y pelo lacio. Su frente era prominente, y no sé si lo llovido de su pelo, lo marino de sus ojos o lo mojado de sus besos que me la hacían muy acuática. La verdad, me hacía pensar en un delfín, más después de un día que la escuché pegar unos alaridos muy "Mundo marino".
F. Pero sólo una vez le dije a alguien que me hacía pensar en un animal. Fue en la escuela, tenía un compañero de tez oscura (más bien marroquí que negro), con la cabeza proporcionalmente pequeña. Le dije, me parece que tenés cabeza de hormiga, y se ofendió.
No me pasa muy seguido ésto de ver gente con aspecto de animal, y lo atribuyo a una sola razón: no sé nada de animales.
4 dijeron:
jajaja
como se llamaba ese cientifico que te decia si uno era chorro por la forma del craneo.
jaaaaaaaaaa
genial
By OPI, a las 9:22 p. m.
yo siempre le veo parecido a la gente con animales, pero nunca se a qué animal se parecen...
tengo que ver más "animal planet"
By Anónimo, a las 5:47 p. m.
A mí nunca me había pasado, hasta hace poco. Le tuve que describir a mi marido a una persona y le dije: "Me encanta, tiene cara de pajarito". Se rió bastante y me dió la razón.
By Ana C., a las 1:34 p. m.
Hay gente que lo hace a propósito: mi marido pone la mejor cara de perro a punto de dormirse al sol que he visto. Pero por lo general es involuntario. Y al final los termino tratando más como a animales que personas.
Creo que el animal soy yo.
By montevideana, a las 4:20 p. m.
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