mundo trivial

miércoles, mayo 31, 2006

Escenario para mi pudor

Voy a un gimnasio 2 ó 3 veces por semana y por lo general disfruto la experiencia, no como otras. Pero no puedo evitar la compañía ingrata del pensamiento de que el gimnasio es un lugar en el que es muy fácil pasar vergüenza, que es el mejor escenario para mi pudor. Por ejemplo si ocurriera que...

1. Me siento mal. Después de un calentamiento aeróbico violento tengo el corazón como una locomotora y estoy lista para salir a correr los 100 mts contra Marion Jones. Ahí es cuando empieza la actividad con levantamiento de peso, y salgo de juego: veo negro y tengo un cosquilleo muy desagradable en la boca del estómago. Tápenme con diarios, por favor. Creo que romperme la nariz con una mancuerna o caerme del step y lesionarme serían igualmente bochornosos, pero de momento no lo registro. De pensarlo nomás se me pone la carne de gallina.

2. Alguien me observe con lascivia. Esto sólo me pasó una vez, y no era yo una favorecida particular por mis dotes físicas sino que el individuo en cuestión obsequiaba a todo ser vivente con miradas intimidatorias. Creo que la planta de la entrada se salvó, pero no estoy segura.

3. Alguien me observe, sin intenciones detectables o determinables. Esto ocurre más seguido, cuando llegan más temprano los de la clase siguiente, o cuando al instructor le da por constatar si sus alumnos seguimos la clase o vamos por la de cada uno. No es que me empiece a equivocar, pero no me gusta.

4. No doy pie con bola con la coreografía. Esto prácticamente nunca me ocurre, pero veo la vergüenza dibujada en la cara de los que tienen mala coordinación, y los compadezco.

5. Si mi atuendo me falla. Periódicamente verifico la costura del pantalón, y (si el armario me lo permite), trato de no llevar medias con agujeros, pero uno nunca sabe.

6. Ruidos corporales. Sin comentarios.

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martes, mayo 30, 2006

Blogoscopio, 2

Entre los links de Siemprelista encontré a Sugúscubus, the awful truth. Conocida en la vida real de la autora anterior, Sugus utilizó este blog como lugar de catarsis, y seguramente explique su nombre en los íncubos y súcubos (ver el 2 post). No disfruté tanto de este blog, quizás lo que escribe tiene demasiados sobreentendidos que no comparto, quizás porque son simples anotaciones... Sugúscubus ya no se escribe más y cualquier día de éstos puede llegar a desaparecer de blogspot, pero mientras exista, releeré los siguientes posts. No tienen url propio, así que hay que hacer "scroll down".
1. Ya sabía yo, uno de Dogbert
2. Maras y otros parientes uno de Javier Marías
3. Siglos otro de Javier Marías
4. 25th hour transcripción de monólogo de Edward Norton en la película de ese nombre
y dos links impagables: AutoLiniers y Puto y Aparte. Proximamente...


El segundo blog que conocí por Siemprelista, a principios del 2005 es Aventura sin par de un tal Hans Pfall. El nombre de este blog está tomado de un libro de Edgar Allan Poe, autor que me gusta mucho si bien no leí ese libro en particular. Sospecho que lo que toma es el nombre y nada más, pero lo sabré en cuanto lea el libro.
Lo que sé o conjeturo del autor del blog, Hans, es que es argentino, tiene unos 35 años, profesional, soltero, muy lector y bastante maniático. Insoportable, en una palabra. En el blog relata su vida, y lo más interesante es que no son anécdotas o recuerdos inconexos, sino que hay una sensación de "tiempo real" y continuidad que se ve muy pocas veces; da toda la sensación de ser un diario y de contar las cosas mientras pasan. Exactamente por eso creo que debe tener una buena cuota de ficción, pero no me parece grave o censurable (seguro que porque no lo conozco personalmente).

Para las tardes de aburrimiento o las noches de insomnio, con mucho tiempo por delante y adsl disponible, está bueno leerlo, leerlo todo desde el principio, sus reuniones con amigos y visitas familiares en Buenos Aires, el trabajo en Marbella, la vuelta, los viajes en avión... No sé cuál es el mejor post, pero la sucesión de posts lo hace realmente atrapante.

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lunes, mayo 29, 2006

Cuando lo excepcional pasa inadvertido

Mi madre, de 54 años, es una persona que tiene un aspecto bastante anodino: ni muy alta ni muy baja, ni muy gorda ni muy flaca, ni llena de arrugas ni con el cutis lozano... siempre vestida de gris o de azul marino pasa inadvertida, lo que estoy segura que ella considera una pequeña victoria personal contra la frivolidad y la sociedad de consumo.

Sin embargo, mi madre tiene algo excepcional: su cabellera. Apenas con unas canas en las patillas, conserva el pelo brillante y sedoso como si tuviera 30 años menos. Normalmente parece oscuro, pero cuando está al sol y mueve la cabeza con rapidez, por los reflejos se nota que alguna vez fue rubia. El pelo reluce y tiene peso, un swing propio que la acompaña, que regula cortándoselo ella misma y sin ayuda de nadie frente al espejo del baño. Es más, no sé si alguna vez fue a una peluquería, lo seguro es que jamás se hizo una tinta o una permanente, y el secador... lo usa de vez en cuando nomás.

Pero claro, nadie se da cuenta de lo fantástico de ese pelo. ¡Si hoy en día nadie tiene canas!

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domingo, mayo 28, 2006

Balcón tunante

De un tiempo a esta parte he desarrollado bastante interés por las tunas y las cactáceas. En la ventana, en el balcón y en el living, están repartidos los ejemplares que me regalaron (o que robé, pero nunca pagué por ellas), aunque si es por ellas, la mayoría prefiere la comodidad del balcón. Algunas son grandes, otras son diminutas; desconozco los nombres botánicos o vulgares, así que me refiero a ellas con apodos.

La mayoría pinchan, pero descubrí que tras ese aspecto agresivo y antipático son seres nobles y sentimentales, y hay que cuidarlas para que no decaigan.

Igualito a cierta gente.

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sábado, mayo 27, 2006

Antídoto de furia

Hay un pensamiento mágico que me impide perder la cabeza cuando siento que alguien está actuando con malas intenciones: el temor a parecérmele.

"(...) Con individuos así sólo hay dos soluciones: o declararles la guerra y acabar con ellos, o hacer caso omiso, como si no existieran. Lo segundo no es fácil, sobre todo si hay vínculos permanentes (...) y aún no es posible que el difamador desaparezca enteramente de nuestras vidas. Lo primero es arriesgado, ya que lo normal es que esas personas lleven las de ganar en el enfrentamiento, por la sencilla razón de que ellas serán siempre más mezquinas en sus métodos de lo que pueda llegar uno a serlo, aunque se empeñe. El difamado tendrá un freno que le impedirá alcanzar la vileza de sus detractores, sólo sea por el temor de parecerse a ellos. Los calumniadores, en cambio, querrán siempre más tras cada embuste y nunca se pararán ante nada. Y lo peor - eso lo saben ustedes tan bien como yo - es que jamás les faltará gente que los aplauda y coree y jalee. Un mal asunto."

Javier Marías. Un mal asunto. En "Mano de Sombra". Madrid : Santillana, 1997. pp 271-273.

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viernes, mayo 26, 2006

No es que me importe demasiado, pero...

Cada vez que plancho, el diseño del artefacto llamado "plancha" me plantea las siguientes perplejidades:

1. ¿Por qué la plancha es el único electrodoméstico que no se puede encender y apagar? ¿Por qué razón no tienen una perillita con las inscripciones on-off?

2. Si planchar es una actividad tan exigente (requiere mucha luz, un apoyo firme y una buena postura), ¿por qué el cable siempre es tan corto? ¿Asumen por lo tanto los fabricantes, que al estar la plancha cerca del enchufe el switcher es redundante?

3. Con las planchas a vapor (es decir, que tienen un receptáculo donde se pone agua y al apretar un botón la plancha escupe hacia adelante) siempre se presenta la siguiente paradoja: las personas que planchan usando vapor prefieren poner el agua con la mano, así controlan la cantidad y la ubicación; las que no saben planchar son las únicas que usan esa prestación, y habitualmente queman la prenda por exceso de calor.

4. ¿Por qué no existe en el Canal Utilísima un programa donde enseñen a planchar? Exceptuando los pañuelos, es una actividad que requiere método y habilidad, la que no necesariamente nace de la práctica (la repetición de un error nunca lleva a la perfección).

5. ¿Llegará el día en el que planchar deje de ser "quitar arrugas viejas y fijar arrugas nuevas"?

Me pregunto, nomás.

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jueves, mayo 25, 2006

Blogoscopio

Fue mi amiga Mariana quien me introdujo al mundo de los blogs. En febrero del año pasado me envió un correo electrónico con un link, y el comentario "me gusta mucho cómo escribe esta persona". La misma Mariana exclamó, al saber que abrí mi blog, "Es que vos sos... ¡blogoscópica! El que inventó los blogs te tenía en su target". Doblemente gracias, entonces, por abrirme la puerta de la blogósfera y por darme un nombre para este post, que pretendo transformar en sección.

El primer blog que leí y que aún leo (aunque se actualiza poco), se llama Siemprelista. Lo escribe Nat, desde Buenos Aires. Lo que sé o adivino de Nat, es que ronda los 25 años, es editora, traductora y/o profesora de literatura y/o español, y que lee por deber y por placer. Toda una afortunada.

En un principio aspiraba a que el blog estuviera compuesto únicamente por listas, y de allí el nombre, pero tiene algunos posts más en prosa. Todos los posts, sin embargo, tienen un aura poética que me asombra y me deleita. Y a pesar de lo mucho que me gusta, nunca metí un comment, para no arruinar la magia del momento. Es que algunos blogs son tan autónomos, tan "redonditos", que no hay arista de la que agarrarse.

Mis posts preferidos:
Está la cuestión del tiempo Cuando sonó el despertador por primera vez eran las 7:20 AM. Decidí dormir un ratito más...
La historia de la laucha Resulta que apareció una laucha en mi departamento...
Cosas que pasan La cortina del cuarto estaba hablando con la cortina del vecino. En cuanto entré, se callaron...
Rito urbano Cuando salí de la oficina, apenas garuaba. Pero a las dos cuadras, de pronto, empezó a caer granizo...
Lluvia de lluvias o esperemos que el cielo no se desplome sobre nuestras cabezas Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera de lápiz...
e Intraducibles (...)"mokita, de la lengua kiriwina de Nueva Guinea, cuyo significado era "la verdad que nadie dice". Hace referencia al tácito acuerdo entre las personas para eludir toda alusión clara a ciertos secretos compartidos." Me gustó tanto que me compré el libro del que toma la cita.

Por este blog conocí a SugúsCubus, the awful truth y Aventura sin par de un tal Hans Pfall, tierno pero no muy cocido. Proximamente...

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miércoles, mayo 24, 2006

Agregue misterio a su vida

Pase una tarde de visita a un familiar anciano y trate de descubrir sobre quién eran las anécdotas.

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martes, mayo 23, 2006

Verificación de una hipótesis con otra hipótesis

Dicen los que saben que cuando dormimos, nuestra mente crea imágenes que reflejan de forma más o menos evidente nuestros deseos y temores, habitualmente llamadas sueños.

Dicen otros, que a veces son los mismos, que algunas de las circunstancias más estresantes de la vida moderna son momentos en los que hay que exponerse oralmente: los exámenes orales, las entrevistas de trabajo, y las exposiciones o clases (cuando el que las da no es docente o recién empieza a serlo).

Mis sueños suelen ser muy nítidos, y al despertarme los recuerdo con bastante claridad, al menos una parte. Y siempre, siempre, siempre que tengo una entrevista, un examen o una exposición oral, el reparador descanso de la noche anterior se ve teñido de los mismos sueños incordiosos, que hacen que me despierte transpirando y muy confundida.

La noche anterior a mi primera entrevista de trabajo (en un lugar bastante copetudo y elegante), soñé que después de presentarme y entrar a la oficina recordaba que no me había decidido si ponerme un pantalón o una pollera, y que entonces bajaba la vista y descubría que estaba en ropa interior. Con una rotosa, encima. La entrevista (ahora sí, en el mundo real) fue un desastre. Estaba muy nerviosa y cuando me fui a sentar en la silla, que era giratoria, sin querer la moví y casi me voy de culo al piso. No pude decir una frase sensata en todo el rato y tartamudeé, presa de un súbito parkinson lingüístico, incluso interrumpiendo a las entrevistadoras. Ellas inútilmente trataron de calmarme y animarme diciéndome el sueldo que se ofrecía, astronómico en comparación a mis aspiraciones de aquel entonces, con lo que me hundí del todo. Lo único que me faltó fue hacerme pis encima, pero por suerte mis esfínteres funcionan bien.
Ni decir que no obtuve el trabajo, pero en seguida conseguí otro que me trajo menos dinero pero muchas alegrías.

La noche anterior a la examinación oral del First Certificate in English (hasta ahora, el examen para el que estudié más y mejor), soñé que salía temprano de mi casa y que en un arranque deportivo se me ocurría ir caminando, aunque es un poco lejos. El trayecto de mi casa al lugar del examen es bastante simple, yendo por avenidas se llega enseguida, pero yo agarraba exactamente para el lado contrario, se ponía a llover, caía la tarde y me metía en una panadería a ahogar mis penas con bizcochos. Me desperté angustiada y con un nudo en el estómago, y me prometí ir en ómnibus, para no llegar tarde. En esta ocasión, el día del examen me sentí tocada por la varita mágica de la concentración: llegué unos minutos antes y me fue bárbaro.

En otra oportunidad tuve una entrevista por MSN, que me avisaron que sería en inglés. La noche antes soñé que me cortaban el Adsl y que llegaba justito a la entrevista, yendo al cyber de la esquina. Ahí entraba, me logueaba, y de pronto, resultó que la entrevista era en alemán (¡y yo no sé nada de alemán!). La entrevista, ahora sí, anduvo bien pero después no supe más nada, así que no debe haber estado tan bien después de todo.

Hoy de mañana hice en mi trabajo una pequeña exposición oral sobre el uso de sitios de internet suscriptos, y anoche, soñé que la charla estaba fijada para ayer por la mañana, - ayer fue feriado-, que habían concurrido por montones y que hoy todo el mundo estaba enculado conmigo. En la realidad, vinieron algunos y salió todo bien. Nadie estaba enojado conmigo.

Pero el mejor de todos mis sueños relacionados a trabajo fue uno, que llegó totalmente fuera de contexto: un buen día (o mejor dicho, buena noche) soñé que iba a una entrevisa de trabajo y que los entrevistadores, que eran un montón, sacaban un ludo y me decían que la entrevista iba a ser jugando, viendo qué estrategia aplicaba para lograr mi objetivo antes que los demás. A los 2 ó 3 días me peleé con mi jefe de entonces y esa misma tarde me salió un trabajo de la nada.

Estos sueños están basados todos en inseguridades y temores, algunos del presente y la mayoría del pasado. Hubo una época en la que me confundía días y horas todo el tiempo (y así llegué 2 horas tarde a una operación!), tengo algunos conflictos con mi vestimenta y, como todos, tengo miedo a no saber qué se espera de mí.

Pero siempre creo que es bueno soñar estas cosas porque estoy tan alerta que a fin de cuentas, me evita vivirlas, y cuando ocurren, hay una familiaridad que las hace más sobrellevables.

ps, 31/5/06. La curiosa sociedad de los carnotistas publicó algo respecto a actividades oníricas que me pareció lindo linkear.

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lunes, mayo 22, 2006

Anticlerical

Es muy fácil odiar a los curas. Porque a lo largo de la historia la Iglesia ha estado del lado de tiranos y dictadores, porque han protagonizado escándalos, porque han sido blanco de críticas y burlas durante siglos... Hay mil motivos, y yo tengo el mío.

No odio a los curas, así, en general. Conozco a varios seculares, Jesuitas y Hermanos de la Sagrada Familia, y no tengo nada en contra de ninguno de ellos. A los que detesto es a los Salesianos. Así mismo, a los seguidores del "Amigo de los Jóvenes". Los aborrezco desde lo más profundo de mi alma, y les voy a contar por qué.

Yo fui alumna de uno de los varios colegios salesianos de Montevideo durante dos años. En este colegio se organizaban muchas actividades extra curriculares. Participé en varias jornadas de convivencia, y también en un taller de fotografía en el que hacían mucho hincapié en el "lado humano" de la fotografía, o sea, no sólo cómo funciona la cámara y cómo hacer las mezclas de químicos para el revelado, sino que nos hacían reflexionar sobre lo ético de tomar una foto a una persona, y después usar esa foto fuera de contexto. En otras palabras, insistían mucho en el tema de respetar a las personas retratadas.

La Congregación de Salesianos tenía (o tiene) una pequeña publicación que repartían gratuitamente, el "Boletín Salesiano". Creo que era bimensual, y tenía unas 20 páginas conteniendo información sobre la vida de la Congregación: algunos obituarios, algunas notas de reflexión sobre actualidad, y entrevistas a personas que habían participado o iban a participar en las misiones en zonas muy pobres o que habían asistido a zonas de desastre a ayudar. En la última página traía un chiste de Mafalda, que era lo único que la mayoría leía.

Al año siguiente de terminados mis estudios allí, mi hermana menor (la única que tengo) viene un día con el último Boletín, desternillándose de risa. Mirá, me dijo.

A todo color y página completa, ilustrando un artículo titulado algo así como "Jóvenes laicas marchan en voluntariado a África, acompañando a las Hermanas de (no me acuerdo qué)", un primerísimo primer plano de la cara de quien escribe. Yo, con monjas, al África. ¿Quién me ve?

Por la ropa me di cuenta que esa foto había sido sacada el año anterior, cuando se estaban haciendo las representaciones humorísticas con las que se cerraban las jornadas de convivencia. En la foto me estoy riendo, pero se me ve muy atenta. Como una soldada de Cristo a luchar contra el paludismo. Justo.

Les escribí una carta a los tres directores del Colegio (el "académico", el "pastoral", y el "general"), y otra al Superior de la Congregación en el Uruguay, diciéndoles que como exalumna esperaba un poco más de respeto que pasar a ser parte del ImageBank gratis de la Congregación. Que estaba decepcionada al ver que hacían exactamente lo contrario a eso que me habían enseñado, y que esperaba acciones de su parte, concretamente, una línea en el Boletín siguiente disculpándose y que no lo volvieran a hacer. Que si querían ilustrar su mugroso Boletín, que contrataran a un dibujante y no fueran tan indecentes de usar fotos de menores de edad sin el permiso correspondiente. O que, al inscribirte en alguno de sus Colegios, te hicieran firmar una autorización para que la Congregación utilizara tu imagen en lo que le viniera la gana, como aparece en las bases de concursos para ganarte una caja de alfajores.

Nunca obtuve respuesta, lo que me sorprendió de parte del Director Académico. De los otros, nunca supe si habían leído la nota o no. Y del Superior, supe por dos conocidos en común, que se cagó de la risa.

Ahora que lo pienso quizás sea un poco tonto seguir enojada. Es que ya me ven, soy una mujer con el enojo fácil y el olvido difícil. Pero es que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo, y yo, con ésos, ¡ni a misa!

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domingo, mayo 21, 2006

Conversaciones por la espalda

Hoy de mañana, cuando me estaba preparando el desayuno en la cocina, sentí un ruido a mis espaldas como de conversaciones y risitas ahogadas.

Creo que es hora de bajar la basura.

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sábado, mayo 20, 2006

De amigos y enemigos

Desconfío, no de la gente que tiene muchos amigos, sino de la que no tiene enemigos.

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viernes, mayo 19, 2006

Bases de mi credo

Creo profundamente en el poder de las palabras escritas, y también creo en las coincidencias. Como si nuestras vidas fueran parte de un plan mayor, o algo así. No me gusta profundizar en eso, simplemente me tranquiliza pensar que las cosas (las banales y las trascendentes) ocurren con un fin supremo, y que ese fin es naturalmente bueno. Este credo se basa en una cosa que viví, hace ya bastante tiempo, y que es el post del día de hoy. Es un poco largo, espero no abusar de vuestra generosa paciencia.

Durante mi adolescencia viví un gran romance con los programas de radio. La televisión no me interesaba demasiado, internet todavía no había entrado a mi vida, y las revistas y los libros no siempre me resultaban accesibles. Los programas, especialmente los de FM, especialmente los de la noche, me daban ese espacio que yo necesitaba. En la segunda mitad de 1995 escuchaba una FM que un grupo muy importante acababa de abrir. El perfil de la radio no estaba del todo definido y la programación era muy variopinta, la mayor parte del día me resultaba insoportable. Pero me gustaban dos programas, uno en la tarde y otro en la noche.

En el de la tarde se hacían pequeños concursos (tipo "¿quién escribió este poema y en qué película uruguaya aparece?"), y los premios eran pequeños también, generalmente un par de entradas para el cine. Pasaban mucho jazz, así que a veces mi padre escuchaba conmigo. El de la noche, en cambio, tenía mucha literatura: empezó con adaptaciones del teatro griego y después siguió con cuentos breves, entre los que alguna vez reconocí a García Márquez. Además de la lectura había música de la que yo escuchaba entonces, elegida con criterios muy originales y apropiados a la unidad del programa.

Un buen día, decidí escribirle una carta al conductor del programa de la noche. Le dije que su programa me gustaba mucho, pero también le sugería que considerara leer algunos cuentistas ingleses (Saki es mi preferido) cuando quisiera variar, que considerara pasar más música con vocalistas femeninas, y alguna cosa más que la verdad, no me acuerdo. La carta quedó por ahí, pasaron los días, y la tiré a la papelera sin más.

Pero una tarde, en el programa de concursos, leyeron un poema que me gusta mucho. "Yo muero extrañamente, no me mata la vida, no me mata la muerte, no me mata el amor..." Recuerdo que estaba estudiando ese poema en el curso de literatura un par de años atrás cuando mis padres alquilaron "la" película uruguaya del momento, "El dirigible" (otra película checa de los 60's ambientada en Montevideo, tan aburrida). La película no la ví, pero de casualidad llegó a mis oídos, maravillosamente recitado, ese poema que dos veces por semana machacábamos y masacrábamos en clase. ¡Qué casualidad!, ¿no? Los primeros oyentes que llamaron para contestar salieron al aire, y tiraron unos pelotazos imperdonables: "Es de Mario Benedetti y aparece en El lado oscuro del corazón".

¡Canallas! ¡Palurdos! ¿Cómo confundir a Delmira Agustini con Mario Benedetti? ¡Eso no podía quedar así! Agarré el teléfono y llamé, más por indignación que por el premio. Mi respuesta era correcta pero la suerte no estaba de mi lado, y otros ganaron el premio. Pero al rato sonó el teléfono y el locutor del programa, igual de amable y simpático que cuando estaba al aire, me informó que uno de los ganadores había declinado el premio y, en el segundo sorteo, yo fui la favorecida. Me dio la dirección y me dijo que tenía un par de días para hacer uso del premio, dos entradas para ver la película "Desperado, la balada del pistolero", protagonizada por Antonio Banderas.

Ahora sí, me dije, mato dos pájaros de un tiro. Reescribí la carta, la ensobré, y al día siguiente fui a la radio.

Era viernes 8 de diciembre de 1995, y eran las 11.45 am. Hacía calor y llegué transpirada, porque fui en bicicleta. Dejé la nota en recepción, retiré las entradas, y me fui para mi casa. A la noche mi padre me acompañó al cine y disfrutamos mucho de la película (porque era gratis, más que nada). Fuimos a la segunda función, y al salir mi padre me invitó a una pizza, pero después nos dimos cuenta que no teníamos dinero y volvimos a casa. Cuando llegamos estaba por empezar el programa de la noche. Prendí la radio y casi infarto de la sorpresa. "Gracias, muchas gracias" decía el locutor en lugar de su habitual introducción, "no sabés lo que acabás de hacer". El programa estaba dedicado enteramente a mí, y todas mis sugerencias estaban seguidas al pie de la letra.

Al día siguiente recibí una carta maravillosa, donde el locutor me confesaba que era la primera vez que contestaba una carta con otra, y me contaba que el día anterior, de 11.30 a 12.00, tenía una reunión con los directivos para negociar su licencia. Licencia infinita, ya que le habían informado que el programa no tenía rating y lo iban a levantar (y además lo echaban, no fuera cuestión que propusiera otra "porquería" semejante).

"Salí furioso y lleno de frustración, y me vengo a encontrar con tu carta, tan fresca y sincera, crítica pero alentadora, que me hizo ver que tenía sentido hacer el programa como a mí me gusta aunque no me anuncie CocaCola". La carta decía muchas más cosas, pero básicamente, rezumaba alivio de saber que vale la pena no venderse.

En las dos semanas siguientes, las últimas de existencia de ese programa, el locutor alentó a los escuchas a enviar cartas, y creo que recibió bastantes. Yo, por mi parte, escribí alguna más. Y después le perdí la pista. Sé que tuvo otro programa en una radio que nunca pude sintonizar, y que ahora se dedica al periodismo televisivo.

Como cinco años después me lo crucé por la calle, pero no me animé a saludarlo. Yo sólo fui palabras escritas con una lapicera verde sobre papel cuadriculado, y no quise dejar de serlo. ¿Para qué?

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jueves, mayo 18, 2006

Mi invención de la rueda

Hoy, a la edad de 27 años, 1 mes y 21 días, abro mi blog. Estoy contenta y un poco emocionada: ¡estoy descubriendo blogger! No importa que otros ya hayan descubierto y hecho grandes avances, es mi turno y me tomaré mi tiempo. Ya aprenderé a poner links en el costado y a hacer que esto luzca decentemente. Todo llegará.

Hace ya un año que soy parte de la blogósfera como lectora y como comentadora, y ya era hora pienso yo, de poner mi granito de arena. Esta es una decisión muy meditada, ya que exponerse y publicarse me parece un acto de valentía: no siempre estoy de humor para tolerar opiniones adversas expresadas con bajeza y mala intención, aunque quizás ésta sea la mejor escuela para aprender a recibir golpes sin tomarlos demasiado en serio.

Pero la verdadera razón por la que abro este blog es porque me sobran las palabras, porque mi cabeza sufre una eterna inundación de ideas, anécdotas, recuerdos, comentarios que pocas veces encuentran un momento para ser dichos, que me quedan rondando y voy por ahí, riéndome sola, enojándome sola, diciéndome: "¡cómo me gustaría poder contarle esto a alguien!" También estas cosas me distraen de otras más prácticas en las que debería invertir mis horas/neurona.Varias personas me han sugerido que empiece a escribir algo menos disperso que e-mails largos y algo menos privado que un diario (que también escribo), y un blog me parece lo suficientemente serio y lo suficientemente trivial como para hacerlo.

Otra razón, aunque es la misma vista desde otro ángulo, es que creo en el poder de las palabras, especialmente el de las palabras escritas, que trascienden horas y fronteras: poder de curar, lastimar, acompañar, o de hacer cambiar las ideas más arraigadas. Escribir lo que uno piensa, por más trivial que parezca, es importante. Ya lo relataré en alguna oportunidad por qué creo eso con tanta firmeza.

De modo que, en este primer post, todavía no tengo demasiado claro sobre lo que voy a postear en el futuro. Lo que sí, espero no ofender a nadie con mis apreciaciones, y espero que tampoco me ofendan (aunque esta pretensión parece un poco ridícula). Espero que me encuentren lectores que disfruten lo que aquí escribo; que no olviden que son poco más que trivialidades, un anecdotario personal como los hay millones, con la única diferencia, quizás, que mi anecdotario yo lo quiero compartir.

¡Nos leemos!

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